jueves, 10 de mayo de 2007

Sonia 04: Trilogía

Domingo 18 de febrero de 2007.

Me despierto. Compro el diario. Compro facturas. Desayuno solo. Entre dos medialunas, tomo medio Rivotryl.

Almuerzo con mi familia. Voy hasta la casa de mi vieja. Mi abuela no deja de abrazarme, de decirme que me quiere, que desea que yo esté bien. Le digo que estoy bien. Mi hermano me dice que no perdí nada y gané mucho. Me hace escuchar un par de canciones que compuso. De música no entiendo absolutamente nada, pero hay varios que me gustan.
La perra es algo aparte. Me tiro en el piso, brazos extendidos, y me hago el muerto. Cuando ella se da cuenta, corre desesperada hasta mí, apoya una pata delantera a cada lado de mi cuello, las traseras sobre mi pecho, y comienza a lamerme. Lo hará hasta que abra los ojos, lo sé, hasta que ella crea que acaba de resucitarme con tanto cariño. Demoro bastante, el abrir los ojos. Disfruto bastante, entretanto.
Comemos milanesas a la napolitana.

De regreso al depto, selecciono cds. Mientras lo hago me pregunto qué hará, ahora, Sonia 04. ¿Sufrirá? ¿Llorará? De ser así, ¿por qué? ¿Porque me perdió? ¿Porque se perdió? ¿Porque tiene miedo del futuro? ¿Porque aparecen demasiadas preguntas y Gaby, su analista titular, está de vacaciones?

Elijo la trilogía de X-Men.

Empiezo a las cinco de la tarde. Las tres de corrido. El home theater, muy fuerte. Las películas están bárbaras, y verlas así más aún.
Yo no estoy tan bien, pero bueno, supongo que tiene que pasar.
Antes de dormir, me tomo otro medio Rivotryl.