miércoles, 9 de mayo de 2007

Sonia 04: A los pelotazos

Jueves 15 de febrero de 2007.

En el trabajo, todos festejan que haya encontrado nuevo departamento. Aplauden tanto que sospecho que no es sólo el departamento, lo que les provoca alegría. Y está bien.

Por la noche, fútbol.
Estoy anticoagulado, y tengo expresamente prohibido por el médico practicar deportes que impliquen posibles contactos violentos. Según el médico, un golpe podría provocar un moretón, y un moretón podría provocar una hemorragia interna. Igual, dijo el médico, eso es muy poco probable, y la verdad que tengo los huevos llenos de cuidarme tanto. Y, fundamentalmente, no quiero estar solo. No esta noche, al menos.
Llego a la cancha en el coche del Comedy Stand Up. El sitio es recóndito, y le queda cómodo sólo al Tarta, que fue quien reservó el campo. Somos nueve. Enseguida aclaro, porque nunca me vieron jugar -aunque al ver mis ropas deportivas demodé, y en especial las zapatillas de lona más propias de jubilado de Miami que de persona activa-, que soy un tronco, por lo que sería justo que elijan cuatro y cuatro y yo vaya de quinto a uno de los equipos, incorporándome como arquero fijo. Aceptan enseguida. En mi equipo, el Libanés y otros. En el otro, el Comedy Stand Up, el Tarta, Remolacchio y otros. Pronto descubro que, así como generoso por demás en la vida y la amistad, el Libanés es uno de los jugadores más morfones que he visto: se queda parado cerca del arco contrario, a la espera de que le pasen la pelota. Para peor, Remolacchio y el Comedy Stand Up juegan muy bien. Los primeros goles que me hacen son realmente idiotas: en uno trato de salir a agarrar la pelota, mis manos chocan entre sí y el balón avanza cansino entre mis piernas; en otro estoy tan duro que trato de frenarla con el pie y pasa debajo de la zapatilla. Luego no, luego comienzo a entrar en calor, a acordarme de los partidos del colegio secundario -donde siempre iba al arco (mi afición por el basquet no me dotaba de piernas hacendosas)-, y saco una difícil medio de pedo. De repente, al Comedy Stand Up comienzo a frenarle varias pelotas. En un corner, incluso salgo volando y la agarro en el aire. Si en los primeros minutos tenía miedo por posibles pelotazos y moretones, luego me olvido.
Mientras, luego del partido, conversamos y me incorporan al grupo como un exiliado que regresa luego de mucho tiempo, mientras me río de que el Tarta está caliente porque perdieron -sí, al final ganamos, el Libanés hizo varios golazos- comprendo que todo es plausible de olvidar. Todo.
Absolutamente.