jueves, 19 de abril de 2007

Sonia 04: Todo puede transformarse en el santo grial

Sábado (cont).

Hace mucho calor. La propuesta de Sonia 04, para mirar sommiers, es ir a la avenida Belgrano, la zona de las mueblerías. Lo hacemos, y una de las primeras dificultades con la que nos topamos es dónde estacionar el coche. Sonia 04 putea. Cuando está tras el volante, putea mucho. Ya me estoy acostumbrando.
Mientras caminamos rumbo a la primera mueblería, en otra vidriera vemos sillones.
-Vení, Pipu -dice Sonia 04.
La sigo. Sonia 04 mira, me señala lo que debería ir en el departamento. Yo me quedo callado. Ella avanza, dice que tal está bien, que tal no. En un momento, como quien no quiere la cosa, le pregunto al empleado que nos sigue desde que entramos al local:
-¿Y éste cuánto sale? -me refiero al que Sonia 04 dijo que estaba bien.
El empleado dice el precio, yo suelto un gracias más veloz que un rayo, y de a poco comienzo a aproximarme a la puerta de salida del local. Sonia 04 sigue mirando. Indica cuáles podrían ser, y en ningún momento pregunta qué me parece. No me importa demasiado: al fin y al cabo, con los precios que tienen no compraremos ninguno.
Cuando, media hora más tarde, entramos en la primera casa de sommiers, nos preguntan por las medidas que estamos buscando. Sonia 04 dice dos plazas y media -yo conocuerdo, no lo dije pero concuerdo: si mi sommier no va y es de plaza y media, no voy a tirarlo a la calle por una diferencia rasposa de centimetraje-, y el empleado asiente y pregunta:
-¿Están seguros de que les va a entrar en el dormitorio?
Sonia 04 me mira. Creo que es la primera vez en que busca mi opinión, desde que llegamos. Yo encojo los hombros, no tengo la más remota idea de las medidas.
-Bueno -digo, como para pasar el mal trago-, decinos los precios para distintas medidas.
-¿Lo quieren con base de resorte o rígida?
-¿Hay distintas bases? -me asombro.
-Resorte -dice Sonia 04.
-¿Quieren probar?
A partir de esa pregunta, ese inocente ofrecimiento, comienza una odisea. Sonia 04 va probando los distintos tipos de sommier en cada casa a la que vamos. Base sólida, base rígida, resortes individuales, resortes que vienen unidos, espesor de la espuma. Yo siempre fui bastante más práctico: me fijo el precio, me fijo si ahí se puede dormir y si se da una unión satisfactoria entre ambos elementos, asunto resuelto. Sonia 04 no: hay que darle todos los precios posibles, y discriminar los distintos valores si es pago al contado, si es con tarjeta de crédito, si es en cuotas.
No voy a decir acá que a la segunda casa de muebles ya me olvidé de todo. No. Eso me sucede ya en la primera.
Al mismo tiempo, Sonia 04 descubre con horror que varias de las mueblerías están cerradas por la tarde. Es período estival, mucha gente se fue de vacaciones, y los clientes potenciales redujeron su número.
-Qué lástima, no vamos a poder decidir nada -dice Sonia 04.
-Bueno, pero al menos sabemos que será un sommier con base de resorte.
-Yo no estoy tan segura.
-¿Pero no dijiste que te gustaba?
-Sí, pero no.
-Ah.

Mientras caminamos por la avenida Belgrano, Sonia 04 descubre en otra vidriera mesas y sillas.
-Pero yo tengo mesas y sillas... -digo.
-Sí, pero éstas son buenas.
Entra. Son lindas, la verdad. Pero me parecen un gasto al pedo. La comisión de la inmobiliaria, el depósito, el sommier -que, por el precio, me producirá insomnio-, las vacaciones...
-Estas en esquinero están muy bien, porque podríamos aprovechar el espacio.
-Mirá el precio, mi amor.
-Después me lo devolvés.
-Pero escuchame, si seguimos sumando no te lo puedo devolver ni en tres vidas.
Ella se ríe. Grazna, en realidad.

De vuelta en el coche, el resultado es que la visita a la avenida Belgrano, a la totalidad de las mueblerías que estaban abiertas, nos servirá como primera aproximación al tema. El tema es el sommier. Todo esto lo plantea Sonia 04, claro.
Yo sólo digo que sí.
Parece que, como pedí prestado, me metí solito en la boca del lobo.