lunes, 2 de abril de 2007

Sonia 04: Segunda sesión de terapia de pareja

Miércoles 6 de diciembre de 2006.

Vamos a una nueva sesión con Silvina. Esta vez, comienzo a hablar yo. Sonia 04 me observa.

Ir a terapia de pareja me resulta difícil. Hay cosas que pienso que no podría decir si deseo que las cosas con Sonia 04 mejoren.
La semana pasada vi una película, "El gran truco/The prestige", de Christopher Nolan. Es buena, no muy buena, pero hubo algo que me impactó. El personaje de Christian Bale, un mago, está casado con una buena mujer. Hay una escena en que él le dice te amo, ella lo mira a los ojos, le acaricia el rostro y dice hoy sí; Christian Bale la mira, sin entender, y ella le dice hay días en que lo decís pero no lo sentís. Con Sonia 04 suele pasarme eso. No sé por qué. Supongo que una de las causas es que es muy egocéntrica, muy egoísta, una respuesta exacta al lugar que le dieron en su familia: una nena que roba regalos de los cumpleaños. Pero lo que más me aturde es que hay días en que sí siento el cariño que siente por mí, el hecho de que me quiere. El fin de semana, por ejemplo, me compró un nuevo teléfono celular de regalo. Luego se compró otro para ella, más caro y por el que debimos esperar una hora y media a que se decidiese entre los distintos modelos. Hay momentos, pienso a partir de "El gran truco/The prestige", en que me quiere. Hay otros en que no.

Comienzo diciendo que a Sonia 04 le cuesta mucho mostrarme su afecto. Silvina, la analista, la hace hablar a ella, y Sonia 04 dice que no me entiende, que ella me quiere, que espera el final del día para ponerse en contacto conmigo, para contarme su día. Que para ella está todo bien, y que no entiende mis dudas.
-Soy inseguro -digo, tratando que las culpas recaigan sobre mí: si eso sucede, hay una esperanza de solución.
Y luego agrego:
-Sonia 04 esperaba una relación en la cual contar al final del día cómo le fue, una persona con la cual visitar a sus amigos, con la que salir un domingo a la tarde. Yo, en cambio, esperaba a alguien con quien compartir la vida, con la que construir una familia.
A mí, lo que digo me suena de lo más racional. Sonia 04 no dice nada. Silvina dice:
-Evidentemente, ustedes tienen formas distintas de sentir. Elemental es más infantil, necesita más muestras de afecto.
¿Dijo infantil? ¿Acaba de llamarme infantil? ¿Cuál es la distancia entre decir algo semejante y llamarme pelotudo?
-Sonia 04 -agrega Silvina-, él necesita que vos le demuestres afecto, y deberías preguntarte si podés hacerlo.
A Sonia 04 se le llenan los ojos de lágrimas. La tomo de la mano. Miro a Silvina, y digo:
-Ella lo intenta.
De repente, me puse a defenderla. Y esta clase de situaciones me hacen sentir bien.

Surge el tema de ayer, de que tenemos poco sexo.
-No sé -digo-, es como si ella ya diera por sentado que somos una pareja de años.
-Bueno, Elemental, vos podrías ser más meticuloso con la higiene, si ella es obsesiva con ese tema.
-Yo no soy obsesiva con ese tema -dice Sonia 04.
-Si viera cómo está su dormitorio -digo-, se daría cuenta de que no es obsesiva con ese tema. El punto es que coger no le gusta mucho.
-Puede ser que no tenga ganas, ¿no? -dice Silvina.
-Sí, puede ser -digo-. Lo que me preocupa es que si ahora, a los tres meses, no tiene ganas... ¿Qué nos espera para más adelante?
Las dos me miran. Ninguna responde.

Cuando salimos de la sesión, Sonia 04 me abraza.
-Vas a ver que todo va a salir bien -dice.
Y deseo creerle.

Al volver a su departamento, cenamos. Lo hacemos. Ella, en cuatro, me pide cada vez más fuerza. Yo la complazco. Nos dormimos abrazados.