martes, 10 de abril de 2007

Sonia 04: Los que es importante y lo que no (2)

Viernes (cont.).

Sonia 04 me llama a eso de las 6 de la tarde. Tiene tono mimoso, no sé si por mi efectividad de hoy a la mañana o por el exhibicionismo romántico de haber ido hasta Lanús.
-Estuve pensando, Pipu -dice.
La dejo hablar. Esa frase ya ha generado suficientes destrozos.
-Tenés razón -dice.
Esa frase sí que es una novedad. La dejo hablar, por ahora el silencio viene siendo exitoso.
-Tenemos que pasar tiempo solos, tranquilos. Y mañana al cumpleaños no podemos faltar, imaginate que es la amiga de una amiga.
-Entiendo -miento.
-No voy a ir a la cena con las chicas de la prepaga.
-Mi amor, no hace falta.
-No, en serio, me parece que tenés razón. Las llamo y les digo que me siento mal, o que te sentís mal, y voy a cenar con vos y el Libanés.
-¿En serio?
-En serio. ¿Qué vamos a comer?
-Íbamos a pedir algo de delivery.
-Listo, cuando llegue arreglamos. Un besito, Pipu.

El Libanés llega. Le comento que Sonia 04 viene a cenar.
-¿Las cosas bien? -pregunta él, sorprendido.
Me encojo de hombros. Le digo que para hacer el pedido esperemos a Sonia 04. El Libanés acepta enseguida. Hablamos de libros. Suena el teléfono. Sonia 04.
-¿Pipu?
-¿Mi amor?
-¿Qué van a pedir al delivery?
-Todavía no pedimos.
-Bueno, andá pidiendo así cuando llego ya comemos.
-¿Qué querés?
-¿Ustedes qué quieren?
Giro, miro al Libanés. Él se encoge de hombros.
-Bondiola -digo.
-Listo -dice Sonia 04-. Con fritas. Estoy en el coche, en un ratito llego.
Miro al Libanés.
-¿No íbamos a hacer el pedido cuando ella llegaba? -pregunta.
Me encojo de hombros.

Traen el pedido. Llega Sonia 04.
-¿Por qué sonreís tanto? -pregunta ella.
-Estoy contento de que estés acá -digo, y es verdad.
Es la primera ocasión en que cenamos los tres, la primera oportunidad que tiene Sonia 04 de hablar más o menos cómoda con un amigo mío, alguien a quien sabe que quiero. El Libanés está sin novia.
-Tendría que presentarte a alguien -dice Sonia 04.
-¿En serio? -casi se abalanza el Libanés-. ¿Tenés algo en mente?
Antes de que Sonia 04 lo diga, intervengo:
-No.
-¿No qué? -pregunta Sonia 04.
-¿No qué? -pregunta el Libanés.
-No, esa no -digo.
-¿Y qué sabés quién iba a decir? -pregunta Sonia 04.
-A ver, decilo -digo.
-Gladiola.
Miro al Libanés.
-Te quiero. No.
-¿No? ¿Qué pasa? -el Libanés no entiende nada.
-No -repito.
-¿Por qué no? -pregunta Sonia 04.
-No quiero hablar mal de tu amiga -digo-. Dejalo ahí.
-¿Pero qué pasa? ¿Está enferma? -pregunta el Libanés.
-No es fea -dice Sonia 04.
-Es fea -aclaro.
-A mí no me importa si es linda o fea -dice el Libanés.
-¿Ves? -dice Sonia 04.
-¿Está enferma? -insiste el Libanés.
-Es -digo.
-¿Es qué? -pregunta el Libanés.
-¿Alguna vez te cagué? -le pregunto a mi amigo, y él niega con la cabeza-. Entonces haceme caso. Gladiola no.
Giro hacia Sonia 04.
-¿Y otra amiga no tenés? -pregunto.
-No, otra no.
El Libanés está desconsolado.

La cena es ese diálogo, más uno acerca de la analista del Libanés. Cuando termina, veo que Sonia 04 me mira. Tiene los ojos raros.
-¿Pasa algo? -pregunto.
-Te vas a enojar -dice.
Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. ¿Y ahora qué?
-Me voy a ver a las chicas -dice.
-¿Pero no les habías dicho que no?
-Un ratito. Es acá en el Malba.

Sonia 04 se marcha. El Libanés me pregunta:
-¿Dije algo? ¿Le caí mal?
Me encojo de hombros.
-¿Para qué vino, entonces? -pregunta.
-Ella es así -digo.
El Libanés menea la cabeza, compadeciéndome. Luego de unos minutos, pregunta:
-¿Tan mal está Gladiola?
-Imaginate tu peor pesadilla. Bueno. Ni tu imaginación y tu inconciente trabajando en conjunto son capaces de concebir algo semejante.


Sonia 04 llega dos horas más tarde. Había dicho una. No es el retraso lo que me molesta. Es todo, lo que me molesta. Es ilusionarme porque parece que va a cambiar, pero que ella interprete que ese cambio es ceder, perder su independencia. Qué se yo. Estoy molesto. Discutimos desde que llega. Ella en un momento se golpea las piernas, sacada, dice que no puede creer que no la entienda. A esta altura, no sé si el problema es que no la entiendo o que la entiendo a la perfección.