miércoles, 25 de abril de 2007

Sonia 04: La firma del contrato (y 4)

Lunes (cont.).

Vamos al departamento. Nos acompañan los padres de Sonia 04, la capitalista pareja de tórtolos, el pelado padre de la pareja. Vamos en coche. Sonia 04 y yo con los tórtolos, en el coche de ella. Los padres de Sonia 04, con el pelado -quien, desde la firma del contrato (y, más aún, desde el momento en que su hija recibió los billetes), ha endulzado sus rasgos hasta parecer, por lo pelado, un bebé satisfecho de la teta maternal-. División etárea, que la llaman.
Mientras viajamos, Sonia 04 descubre que la chica también estudió psicología y yo descubro que el chico está contratado en una dependencia estatal. El mundo es un pañuelo. La chica maneja, él no. El mundo es un pañuelo.
Mientras viajamos, Sonia 04 pregunta por qué alquilan el departamento. Nos cuentan que se los habían regalado sus parientes -bueno, ellos dicen que los ayudaron, pero si tomamos en cuenta sus condiciones laborales la ayuda debe haber rondado el 99% del valor total- porque pensaban casarse -el mundo es un pañuelo, sí señor-, pero que cuando estaban a punto de mudarse descubrieron que no tenían suficiente dinero para mantenerse -ella aún no tiene trabajo-, por lo que decidieron postergarlo un par de años y, mientras tanto, poner el departamento en alquiler.
-No se preocupen que se los vamos a cuidar -dice Sonia 04.

Entramos al departamento. Los propietarios nos indican que entremos primero Sonia 04 y yo. Había fantaseado con entrar con ella en brazos, pero la verdad que no da: ella engordó un poco, están los padres, están el pelado y los tórtolos capitalistas.
Los tórtolos nos explican el funcionamiento del calefón, del sistema centralizado de calefacción. Miran el departamento como si se tratase de una despedida. Y, de hecho, se despiden: se van.

Cuando estamos a solas, la madre de Sonia 04 le dice a su hija:
-¿Vos en serio dejaste pasar este departamento, al principio? ¡Es hermoso! ¡Sos terrible!
Sonia 04 sonríe, incómodo. Yo la abrazo.
-Bueno, lo importante es que todo se solucionó -digo.

Invitamos a los padres de Sonia 04 a comer. Vamos a un tenedor libre bastante elegante que hay a una cuadra del edificio, sobre José María Moreno. Al padre de Sonia 04 le gustan este tipo de lugares. Ya dije que me cae simpático, ¿no?

En un momento en que Sonia 04 se levantó para servirse fiambres, me acerco a la madre de Sonia 04.
-El próximo martes es el cumpleaños de Sonia 04 -digo, como si ella no lo supiera-. Bueno, había pensado en que podemos hacer una reunión sorpresa en el departamento nuevo...
-Me parece una muy buena idea, Elemental -dice ella, entusiasmada.
-Sí, sería como inauguración de departamento y cumpleaños a la vez, ¿no?
-Sí, sí. ¿Qué necesitás que traigamos?
-¿No necesita preguntarle a su marido?
-No, no, dejá, él siempre está de acuerdo.
-Ah.
-¿Qué necesitás que traigamos?
-No sé, nada. Yo había pensado en comprar...
-Perfecto. Nosotros traemos unos sanguchitos de miga, y la torta, y el vino...
-No, señora. Yo puedo comprarlo.
-Bueno, pero permitinos que al menos traigamos los sanguchitos de miga.
-Bueno, está bien. Pero de la bebida y de la torta me encargo yo.
-¿Y a quiénes más les digo?
-No sé, a la abuela de Sonia 04...
-Sí, claro. ¿A mi otra hija le digo?
-No sé, va a venir con el marido, y él no se lleva bien con...
-Con nadie, se lleva bien. Tenés razón, a ella mejor no le decimos nada. Va a estar mi hermana, que viene de Estados Unidos. Le digo, ¿no?
-Sí, claro. Igual hablamos en la semana. Le voy a anotar el número de mi celular...
-No hace falta. Lo sé de memoria.
Y me recita el número de mi celular. No sólo lo tiene sin que se lo haya dicho, sino que lo sabe de memoria. Una mujer, por así decirlo, avasallante.

Comemos como cerdos.
Brindamos por la felicidad en el nuevo departamento, también.
La madre de Sonia 04 brinda con agua mineral. Pese a mis objeciones, que le digo que es mufa.

Sonia 04 quiere llevarlos en coche hasta Lanús, pero ellos se niegan terminantemente. Los acompañamos a la parada del colectivo. Me da cosa, que dos viejos se tomen el colectivo a la una de la mañana, que se vayan tan lejos, pero el padre de Sonia 04 se mantuvo firme. Es así.

Mientras regresamos, tomo a Sonia 04 del brazo.
-¿Te das cuenta de que vamos a vivir juntos?
-Sí, mi amor -me besa-. Y vamos a ser muy felices.
Había olvidado, Sonia 04, que su madre había brindado con agua, y que eso es mufa.