miércoles, 25 de abril de 2007

Sonia 04: La firma del contrato (2)

Lunes (cont.).

Iba a salir del trabajo a las 4. Al final lo hago a las 3. Llego a lo de Sonia 04 poco más tarde. Antes de hacerlo, mientras aún estoy en el colectivo, suena mi celular. Ella.
-¿Dónde estás?
-Rivadavia, casi llegando.
-Buenísimo. Tengo ganas de que vayamos a ver sommiers.
-¿Más?
-Sí, la otra vez cuando fuimos a avenida Belgrano había un par de locales que estaban cerrados, ¿te acordás?
-Sí, pero habíamos decidido que comprábamos el de Piero...
-Dale, Pipu -pone voz de mimosa.
-Bueno, dale. Si querés, andá sacando el coche del garage que yo ya llego.

Cuando llego, en efecto, el Volkswagen gris, el Goly como lo llama Sonia 04, sale del edificio. Subo.
A ver sommiers, entonces.

Entra en juego una nueva variable: ¿patas con rueditas o fijas?
El vendedor, que dice ser un experto, que sostiene que el resto de las empresas dicen y muestran una cosa pero luego entregan otra, me incita a que me tire en la cama de exhbición. Me recuesto.
-No, tirate -dice.
-¿Perdón?
-Tirate, así.
Se manda un clavado sobre el sommier, y luego de aterrizar me hace una seña para que lo imite. Lo hago. Una vez que estamos los dos en el sommier, Sonia 04 se ríe. Y encima entonces el vendedor comienza a saltar sobre el colchón.
-Fijate, fijate, yo salto y a vos no te repercute -dice entre jadeos-. Eso es porque tiene resortes independientes de verdad. Yo te digo, el resto de las empresas son todos estafadores.
Sigue saltando un buen rato. Yo me aferro a los bordes del colchón. Miro a Sonia 04 como pidiéndole rescate. Ella se ríe.
Cuando salimos, le pregunto qué le pareció.
-Divertido.
-No, mi amor, qué te pareció la cama.
-Ah. Prefiero la de Piero.
-Te dije que no hacía falta venir.
-Bueno, pero no me quería quedar con la duda.

Los padres de Sonia 04 habían quedado en llegar a su casa a las 5 y media, y de ahí ir todos juntos para la inmobiliaria. Temo impuntualidad, temo que todo se derrumbe. Sin embargo, arriban a las cinco y cuarto. Sonia 04 se está bañando -ya me asomé varias veces a la ducha para besarla-, bajo a abrir. Se los ve contentos. Mientras subimos, les pregunto si trajeron los documentos.
-Casi nos los olvidamos -sonríe el padre de Sonia 04, y me guiña el ojo.
Ya en el departamento, conversamos de temas intrascendentes hasta que Sonia 04 sale del baño.
-Llegaron temprano, eh -dice ella, medio en tono de reto, pero esos retos cómplices.
-¿Y qué querés? -dice el padre de Sonia 04-. Vinimos sin el coche porque está en reparación. Teníamos que tomar el colectivo, y eso implicaba que podían cortar el puente, que podía haber mucho tránsito, que el coche se podía quedar... Teníamos que llegar puntuales, y la única forma de asegurarnos de eso era llegar antes.
Me mira. Sonríe. Me guiña un ojo.
Este tipo, definitivamente, me cae bien.

La madre de Sonia 04 se preocupa más por el tema monetario. Hay un breve debate acerca de dónde llevar el dinero. Finalmente, ganan mis bolsillos. Soy el hombre más joven, y eso en las especies animales supone que soy el más aguerrido.

Alguien mira el reloj, y dice que es la hora. Nos miramos los cuatro, preguntamos si estamos listos.
Sí, estamos listos.
Y salimos, entonces, en dirección a la inmobiliaria.