miércoles, 25 de abril de 2007

Sonia 04: La firma del contrato (1)

Lunes 15 de enero de 2007.

Me despierto tempranísimo. Hay, en mí, una sensación desbordante: algo saldrá mal. Los dueños quizás no regresaron de sus vacaciones y no pueden firmar el contrato. La inmobiliaria se incendió. Habrá un corte de luz masivo en toda la Capital Federal. Los padres de Sonia 04, garantes, tendrán un accidente cuando viajen desde Lanús. O se olvidarán sus DNI, o quizás directamente no los tienen, los perdieron y el trámite demandará meses de burocracia kirchnerista con el Estado reformulado en su ineptitud: ahora somos más ineptos que antes, pero llevamos la ineptitud a más lugares y con una sonrisa que indica que somos progresistas y en los setenta rapiñábamos de los pobres pero es válido porque fuimos jotapé, y se sabe que si uno fue jotapé, al menos en la lógica kirchnerista, tiene todo validado. Me estoy yendo por las ramas, estoy muy nervioso. Miro al costado. Sonia 04 duerme, la boca abierta, un hilo de saliva cuelga de sus labios: el hilo de saliva es más grueso que sus labios.

Me levanto, voy a la cocina. Calentar el agua, preparar el café -Sonia 04 compra la premezcla de capucchino que me resulta horrible, pero bueno-, beberlo pese al calor. ¿Y si el calor influye? ¿Si el calor enloquece a los actores en cuestión -dueños, garantes, Sonia 04, agentes de bienes raíces, policía de tránsito- y todo sale mal? ¿Por qué las cosas no pueden depender de mí, si así seguro que saldrían bien?

Desayunamos juntos -cuando dice Pipu le alcanzo un café a la cama-, repaso lo que tiene que hacer: ir al banco, retirar el dinero, regresar a su casa.
-Yo voy a salir antes del trabajo -digo.

(Abro paréntesis.
Cuando Sonia 04 me informó que ella sería la titular del alquiler y sus padres los garantes, le pregunté -medio en broma, medio en serio- si yo podía ir a la firma del contrato. Un poco en calidad de visitante, sentí. Ella dijo:
-Sí, tonto, cómo no.
Así que voy a ir.
Cierro paréntesis)

-¿Me vas a hacer compañía? -sonríe Sonia 04.
-Si pudiera, faltaría, pero no quiero desperdiciar días de vacaciones...
-No es necesario, Pipu. Con que salgas antes está bien. Igual el contrato se firma a las seis de la tarde.
-Ok, entonces cuatro y media, cinco, estoy acá.
-Estás nervioso, ¿no?
-Un poco. ¿Vos?
-También, tonto.
Me besa.

El día laboral es absolutamente improductivo, lo que significa que es un poco más improductivo que de costumbre. No puedo pensar en otra cosa que en todas las variables en juego. El Chancho y el Flaco intentan tranquilizarme, en vano.

Llamo a Sonia 04 al celular. Está llegando al banco.
-Me da cagazo que vayas con tanta plata encima, sola por la calle -digo.
-Me la escondo en la bombacha -dice.
-Pero qué sexy -digo.
Nos reimos.
-Cuando llegues a tu casa avisame así me quedo tranquilo.

Rato más tarde, vuelvo a llamar.
-Justo estoy entrando -dice.
-¿Qué pasó que tardaste tanto?
-Nada, que no sabía usar el cajero automático, había que hacer unos trámites, me tuvo que ayudar el policía de guardia...
-¿Estás adentro del edificio?
-Sí.
-¿Tenés toda la guita encima?
-Sí.
-¿La contaste, antes de salir del banco?
-Sí, Pipu.
-Tendría que haber ido con vos, estuve mal.
-Pero mi amor, dejate de hinchar...
-¿Estás en el ascensor?
-Saliendo. Pongo la llave en la cerradura... Ya estoy adentro del departamento, Pipu. A salvo.
-Ok, cerrá con llave. Te quiero.
-Yo también, mi vida.

Otra charla.
-No te llamaron de la inmobiliaria, ¿no? -pregunto.
-No, ¿por qué llamarían?
-No sé, quizás la operación se cayó, quizás los dueños se arrepintieron, quizás todos se olvidaron...
-Pipu, por favor, calmate.
-Estoy calmado -miento.
-¿Te pasa algo?
-Tengo el pálpito de que algo va a salir mal.

Mi abuela es de tener pálpitos. Le agarran a veces. Un pálpito, y en general se comunica con la persona involucrada para decirle lo que presintió. No son ideas concretas -tené cuidado si viajás, esas cosas-, pero en general acierta. Mis pálpitos son mucho más infrecuentes, y por lo general pesimistas.
Hoy sé que aquel 15 de enero mi pálpito estaba en lo correcto. Algo iba a salir mal, pero no la firma del contrato: todo lo demás, iba a salir mal.