viernes, 20 de abril de 2007

Sonia 04: Esto Sonia 04 no lo sabe

Lunes 8 de enero de 2007.

Sueño.
En el sueño, Sonia 04 dice la cosa se dio así.
En el sueño, Sonia 04 dice pero yo te quiero.
En el sueño, Sonia 04 dice no sabía que iba a pasar.

Despierto, como en las películas, bañado de sudor, irguiendo la espalda, ahogando un grito. En la oscuridad, miro a Sonia 04. Duerme. Miro el reloj: 4 de la mañana.
Me recuesto, cierro los ojos. Las frases resuenan:
-La cosa se dio así.
-Pero si hay amor...
-No sabía que iba a pasar.
Me levanto.
Voy al baño. Mientras meo, apoyo una mano en la pared. Estoy transpirando, y no es sólo el calor sobre la ciudad.
El teléfono, ese puto número de teléfono.

Ok, no confío en Sonia 04. Pero nada de nada. Lo que le dije ayer es, en el fondo, lo que correspondía que dijese. Lo que ocurre es otra cosa.
Yo, un tipo que nunca fue celoso, que jamás le preocupó si existían otros o no, ahora sueño con la cosa se dio así.

Voy hasta el comedor. Descalzo, en silencio. Sobre el escritorio, la agenda de Sonia 04. Dentro de la agenda, recuerdo, el post it con el teléfono de Humberto.

No debo, pienso.

Abro la agenda. La noche es silenciosa, más aún desde el dormitorio. Cuando hojeo la agenda, imagino que Sonia 04 aparecerá y me pescará. Me fijo en el listado de números, Humberto no está. Y su mensaje ya se escuchó más de dos veces, por lo que se borrará con los próximos llamados.
Tomo el post it. Lo introduzco en mi mochila.

Vuelvo a la cama.
Me cuesta dormirme, pero lo consigo.

Mientras desayunamos, me siento un criminal. Un traidor. Un traidor que traiciona para evitar la posible (¿probable?) traición del otro. Una mierda, me siento.

Llego al trabajo. El Chancho y el Flaco me miran.
-¿Qué te pasa? -preguntan a coro.
Les cuento el llamado de Humberto, la historia que tuvo con Sonia 04, mi desconfianza, la culpa que siento.
-Yo hubiese agarrado el número de teléfono y se lo tiro a la mierda -dice el Flaco.
-¿Te parece? -pregunto.
-Por supuesto -dice el Chancho-. Hasta de puro forra, se lo merecía.
Asiento. Abro el bolsillo de la mochila. Saco el post it y se los muestro. Ellos se ríen, aplauden.
-¿Y con eso qué vas a hacer? -pregunta el Flaco.
En silencio, lo rompo y lo tiro a la basura.

Si Sonia 04 tenía intenciones de llamar a Humberto, descubrirá que falta el post it. Por la noche, mientras cenamos, no hace comentario alguno.