lunes, 30 de abril de 2007

Sonia 04: El cumpleaños de Sonia 04 (3)

Martes (cont.)

Llego al trabajo. Hablo en varias oportunidades con Sonia 04, le digo que la quiero, le pregunto si la están llamando sus amigas. Es entonces que caigo en la cuenta de que no invité a ninguna de ellas al festejo sorpresa. Repaso: a las que conocí en persona, y que justificaría llamar sin que crean que soy un desubicado, son Gladiola y Ornella. Ornella está de vacaciones, una pena. Gladiola, bueno, la verdad no da. Será su amiga, pero hay cosas en las que soy cabulero: invitar a ese angel de la desgracia, alada fiera del masoquismo, no sería buen presagio para el depto nuevo. Por otro lado, no tengo su teléfono, y tampoco tuve tiempo para ponerme a revisar la agenda de Sonia 04. La mudanza, las compras fallidas, la escritura de la nouvelle, muchas cosas en muy poco tiempo. Lo siento, pienso, si esperabas que Gladiola viniese, ya fue.

Hablamos al mediodía. Sonia 04 me dice que estuvo en los de sus padres, que también estaban su abuela y su tía, recién llegada desde Estados Unidos. Noto cierta desazón en su voz. Le pregunto si le pasa algo.
-Nada, estaban raros -me dice.
Mierda, se avivó, pienso.
-Ni me dieron pelota, por el cumpleaños -dice.
Bien, no se avivó, pienso.
-Con decirte que me estaba por ir y mi tía se acordó que era mi cumpleaños, y propuso que me pusieran un fósforo arriba de una galletita, para que al menos soplara algo.
Ya me cae bien, esa tía.

Sonia 04, hoy, está demostrativa. Me llama varias veces. Me pregunta qué preparé para la noche. Le insistí que llegue temprano, que no de los últimos turnos. Le digo que vamos a ir a cenar afuera, a un lugar muy especial, y que por eso estaría bueno que llegase temprano, se bañase y cambiase.
-¿Pero a dónde me vas a llevar? -pregunta Sonia 04.
-Confiá en mí, que sé exactamente lo que hago -digo.
Lo mismo decía Martillo Hammer. Los resultados pueden ser idénticos.

Salgo, corro hasta plaza de Mayo, tomo el subte B, bajo, busco un lugar donde vendan buenas tortas. Elijo la que ella prefiere: base de bownie, dulce de leche y merengue arriba. Pido velitas. Me preguntan si las prefiero con números. Recuerdo el 38. Digo:
-No, dejá, dame una de las comunes.

Llego al departamento. Saco los libros del comedor a toda velocidad, los apilo en el cuarto de las computadoras. Saco los canastos vacíos al balcón. Me pongo a barrer, paso un trapo, todo a una velocidad apabullante. En el medio, me doy cuenta de que olvidé comprar las bebidas. Bajo, cruzo al supermercadito chino. Entrego dinero, ya no sé cuánto me costó este cumpleaños. No me importa. Quiero que Sonia 04 sea feliz.

Me baño. Al igual que a la mañana cuando cogimos con Sonia 04 bajo la ducha, enchastro todo. Me pongo a secar, después, y al terminar de hacerlo estoy casi tan transpirado como antes. Ordeno la cocina, el dormitorio. Me siento en el sommier del comedor, casi desfalleciente.

Suena el teléfono. Sonia 04. Insiste en que le diga qué vamos a hacer. Esquivo como puedo. Creo que lo hago bien. Insisto en que sea puntual.

Suena el teléfono. Atiendo. La madre de Sonia 04. Dice que ya están abajo. Voy hasta el portero visor, los veo a los cuatro mirarme a través de la cámara.
-Ya bajo a abrir -digo.
Y el cumpleaños ha comenzado.