Sábado post trasnoche. Le digo a Sonia 04 que se quede a dormir, que no da a esa hora para ir en coche hasta su casa; en verdad, y no se lo digo, quiero que se quede a dormir a secas. Cede.
A la mañana me despierto antes que ella. Voy al kiosco, compro el diario (sale una reseña mía en el suplemento cultural), compro facturas. Me siento raro. Abro la puerta del departamento con extremo cuidado de no hacer ruido. Preparo el desayuno, lo sirvo en una bandeja y voy hasta el dormitorio. La despierto con un beso. Ella entreabre los ojos, le gusta la sorpresa. Qué hora es, pregunta. Las once, le respondo. Desayunamos, luego sexo, luego volver a dormir.
Al mediodía, vamos a comer afuera. Luego a la costanera sur, a la reserva ecológica. Vamos de la mano. No me pregunten cómo, pero en algún momento surge el tema de su ex novio que se convirtió en amigo, lo saca ella no sé a cuento de qué. La relación, me cuenta, duró seis años: cuatro de noviazgo y dos de convivencia.
-¿Por qué cortaron? -pregunto.
-No sé, no lo quería más. Era un tipo raro. Una vez, cuando vivíamos juntos, él tenía una reunión de trabajo hasta tarde. A eso de la una de la mañana, escucho el ascensor y me avivo que es él. Entonces me escondo en el placard, para hacerle una joda, asustarlo, no sé. Bueno, la cuestión es que Rafael entró en el departamento, vio que yo no estaba y directamente se tiró a dormir. No sabés cómo me sentí. Era como si no le importase dónde estaba yo a esa hora, ¿entendés?
-Un tipo frío.
-Muy cerebral. Muy bueno, porque a mí me gustan los tipos con cara de buenos. Bueno, Hernán, el último, no. Ese no tenía cara de bueno. Siempre me preguntaba, y yo le decía la verdad, porque siempre digo la verdad: vos tenés cara de hijo de puta.
-¿Y qué te gustaba de Hernán, entonces?
Sonia 04 se encoge de hombros.
-¿Yo tengo cara de bueno? -pregunto, y temo la respuesta.
-Vos sí, tonto.
Me besa.
lunes, 5 de marzo de 2007
Sonia 04: Un lindo día
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