Viernes 20 de octubre de 2006.
Por la mañana, le envío un mensaje de texto a Sonia 04. No responde. Como sé que empieza a atender a las 10 de la mañana, la llamo 10 menos cuarto. Me dice que está desayunando con la abuela. Te extraño, tengo ganas de verte, digo. Ella no responde, al menos no en ese tono, supongo que porque la abuela está en los alrededores y le da vergüenza, o algo así, no sé. A veces resulta difícil expresar los afectos delante de familiares, ¿no?
Hablamos cuando regreso del trabajo. Sonia 04 me dice que va a ir al Malcom, a tango, una clase. Le pregunto si va a venir a dormir a casa. Claro, dice. Pregunta qué voy a hacer. Le digo que aprovecharé para cenar con mi vieja, a la que visitaba los domingos pero desde que salgo con Sonia 04 desaparecí del mapa. ¿A qué hora?, pregunta. A las 9, digo.
A las 8, suena el timbre. Sonia 04. Sorpresa. Viene a dejar sus pesadísimos bolsos antes de ir a la clase de tango. Me habla de la clase, de lo que significa para ella el tango:
-Es una forma de encontrarse con otro, de seducir a otro y dejarse seducir -dice.
Estoy a punto de preguntarle si esta noche es su noche de seducción, pero miro el reloj: debo ir a encontrarme con mi vieja. Me despido de Sonia 04 en el coche, y ella parte hacia su acto de seducción, de encontrarse con otro. Perdón: a su clase de tango.
La cena con mamá tiene recriminaciones muy leves -hace mucho que no venís por casa- y una inesperada muestra de alegría -estoy muy contenta de que hayas encontrado a alguien, de que seas feliz-. Estoy a punto de contarle lo que sucedió esta semana, pero prefiero callar. El pollo está rico, y además sé que cuando mi madre le toma idea a una de mis novias, no la perdona. En eso, me parezco a ella.
Sonia 04 prometió llegar a la 1 a casa. Llega 1 y media. Entra con un paquete. Un sandwich, no tuvo tiempo de cenar. Mientras come, me dice que su clase estuvo muy buena.
-No sabés lo que se siente estar en brazos de otro, dejarse llevar por otro -dice.
A lo largo de su monólogo, ese tipo de expresión se repite, estimo, unas seis o siete veces. La verdad, no la entiendo. O no me entiendo, no sé. ¿Soy tan celoso? ¿Por qué me molesta que me diga algo así? ¿Por qué me jode pensar que ella se pone en manos de otro hombre, que entra en un juego de seducción con otro hombre, si al fin y al cabo está acá, enfrente mío, y va a dormir acá? ¿No fue la Cuyana la que dijo baila con otros pero duerme con vos?
En un momento determinado, Sonia 04 dice:
-Estaría bueno que fueras a aprender tango, vos también.
Niego con la cabeza.
-Cuando estoy en pareja, no me gusta seducir a otras. Me incomoda -digo.
Ella me mira. Captó la indirecta. Bueno, tan indirecta no fue. Abre la boca, parte del sandwich a la vista, pero no dice nada.
Rato más tarde, estamos en la cama. No lo hacemos, nos dormimos enseguida.