Sábado 21 de octubre de 2006
Me despierto temprano. Le preparo el desayuno a Sonia 04 antes de que venga mi alumna que desea escribir el Harry Potter argentino. Como vivo cerca de Scalabrini Ortiz y Córdoba, Sonia 04 quiere aprovechar para irse a comprar ropa. Hoy es el cumpleaños del Libanés, su presentación oficial ante mis amigos. La despido con un beso, le digo que la paso a buscar a eso de las 9 de la noche -la cita para el cumpleaños es a las 10-. Por suerte no hay más menciones a la seducción del tango.
Por la tarde, asisto como alumno al taller literario. La novela que estoy escribiendo no me convence, pero a los demás les encanta. Parece que la dinámica, entonces, es que mis gustos y los de mis lectores son directamente inversos.
Cuando salimos de la clase, el Libanés va apurado hacia su casa, el resto vamos a tomar algo breve. Mis nervios son crecientes. En un momento digo:
-Chicos, les tengo que aclarar una cosa. Es fea, lo sé muy bien. Pero quiero que sepan que a mí me gusta, que la quiero.
Ellos asienten en silencio.
Llego a casa de Sonia 04. Ella abre la puerta y sale corriendo hacia el baño. ¿Está cagando?, me pregunto. Se lo pregunto junto a la puerta del baño. Ella se ríe, entreabre. Si hace unas semanas la crema para el bozo estaba sólo en la comisura de sus finísimos labios, ahora esa especie de pegamento se expande por sus brazos, cuello.
-Hola Pipu -dice.
-Hola mi amor -digo.
Miro su cabello: fue a la peluquería a hacerse el brushing. Sus manos: fue a hacerse las uñas. Evidentemente, quiere caerle bien a mis amigos. Más allá de lo tenebroso de la imagen, me enternezco.
Se prueba un vestido, me pregunta qué tal, le digo que bien. Entonces se lo saca. Se prueba otro, me pregunta qué tal, le digo que bien. Entonces se lo saca.
Me acerco a ella, la beso. Miro el reloj, son las 9 y media, pero no me importa. Profundizo el beso. Ella responde. Caemos al piso. La beso en todo el cuerpo, ella gime. Termino de desvestirme, y cuando estoy por acercarme a la cómoda donde guarda los preservativos dice:
-No, Pipu, sin nada.
Me detengo. Por un instante creo que mi erección será sólo un recuerdo. Hago como que no escuché, y abro el cajón. Los preservativos están a la vista.
-Dale, sin nada, aunque sea un ratito.
La miro, desnuda. Me mira, sonríe con picardía. Miro el cielo. Recuerdo la crema en sus brazos e incluso alrededor de sus pezones.
Extiendo la mano. Tomo el preservativo.
Llegamos tarde. No extremadamente tarde, una hora, lo cual en una reunión de supuestos escritores es igual a nada. Sin embargo, esta vez ya han llegado todos antes que yo. Están sentados alrededor de la mesa, y cuando entramos con Sonia 04 noto el fragmento de segundo en el que el silencio cubre el patio, en el que la estudian, en el que me miran. Transpiro. Busco un lugar donde podamos sentarnos.
-¿Nerviosa? -le pregunto.
-Y, sí -dice ella.
En el fondo, el Libanés prepara el asado. Nos acercamos con Sonia 04. A diferencia de ella en el cumpleaños de Gladiola, no la dejo sola, no quiero que se sienta incómoda. El Libanés le habla bien de mí, yo le hablo al Libanés bien de Sonia 04 y a Sonia 04 bien del Libanés, Sonia 04 le habla al Libanés bien de mí. Digo, esos momentos idiotas en los que la gente intenta demarcar territorios y complicidades.
Nuestra ubicación es lejos de la Cuyana y su novio, lejos también del Tarta -vino sin su novia, es bastante reticente a esas cosas-, en cierto sentido lejos de todos aquellos con los que tengo más confianza. Mientras comemos un choripán -yo se lo preparo-, llega la Trotamundos. Se acerca a saludarme, le presento a Sonia 04. Se miran. Luego, la Trotamundos se aleja a la otra punta de la mesa.
-Ni se quedó a hablar con vos -dice Sonia 04, que sabe que la Trotamundos es, diría, mi mejor amiga.
-No había lugar, Sonia 04.
-Ni se quedó a hablar con vos -repite Sonia 04.
Poco a poco, el alcohol comienza a hacer efecto. El Libanés corre a Gajo, intenta tocarle el culo. El Ganador se ríe más de lo habitual. El Tarta se acerca a Sonia 04 y a mí, intenta sacar tema de conversación acerca de psicología -sus padres son psicólogos o psicoanalistas o psiquiatras, nunca me quedó en claro-, hablan un poco. La charla no es extiende demasiado. Por suerte.
Bailamos. Ella baila bien, yo intento no hacer el ridículo. Nos besamos. Nos franeleamos.
Llegamos a su casa.
Le pregunto qué tal le cayeron mis amigos.
-Son todos más chicos que vos -dice.
-Sí, soy una especie de hermano mayor.
-La Trotamundos ni se nos acercó a hablar.
-Estaba en la otra punta.
-El Libanés me cayó bien -dice, como si fuera el único.
Nos besamos. Comenzamos a desvestirnos uno al otro.
Por las dudas, dejé los preservativos junto a la cama.
martes, 20 de marzo de 2007
Sonia 04: El cumpleaños del Libanés
Etiquetas: El Ganador, El Libanés, El Tarta, La Cuyana, La Trotamundos, Sonia 04