Jueves 19 de octubre de 2006.
El día es extraño. Para empezar, Sonia 04 me envía un mensaje de texto temprano por la mañana, muy afectuosa, donde me desea un lindo día y dice que me quiere. Le respondo, le digo que yo también la quiero, y su respuesta es escueta: yo más. Hablamos al mediodía, y descubro que su visita a lo de Gaby, su analista titular, ha tenido efectos positivos: la noto mimosa, afectuosa, con ganas de decirme cosas lindas y de escucharlas. Hablamos también cuando llego a casa del trabajo, en su rato libre, y cuando termina de trabajar. Los diálogos están plagados de diminutivos, de apodos, de tengo ganas de verte, de te quiero mucho. Cuando me llama desde la casa de la abuela por primera vez no desea cortar enseguida, sino que la charla continúa, melosa, dulce, hasta que suena el timbre de casa.
-¿Quién es? -pregunta ella.
-El Libanés -digo-. Viene a cenar.
-Bueno, hasta mañana entonces -dice ella.
-Hasta mañana, mi amor.
-Hasta mañana, mi amor.
Y bajo a abrirle al Libanés.
Mientras esperamos la pizza, el Libanés pregunta:
-¿Y las cosas con Sonia 04 cómo van?
Lo miro. Mucho me gustaría que suene el timbre con el anuncio del arribo de delivery, pero no. Y no puedo mentirle al Libanés, porque sería como mentirme.
-Nos cuesta, pero vamos bien.
-¿Les cuesta?
-Y, qué se yo. A ella le cuesta mucho demostrar afecto, cuando no estamos juntos. Si estamos juntos en general está todo bien -digo, y ya empecé a mentirle/mentirme-, pero cuando no a ella le cuesta un huevo ponerse en contacto, mimarme. Y yo soy un tipo que necesita mucho de eso.
-O sea, cuando están juntos están bien.
-Sí, claro -profundizo la mentira.
Le cuento brevemente lo que pasó antes de ayer, con la cena y mi reacción. Enseguida le digo que yo soy muy leche hervida, que tengo que aprender a controlarme o me voy a quedar solo.
-No entiendo -dice el Libanés.
-¿Qué cosa?
-Que decís que tenés que aprender a controlarte o te vas a quedar solo. Eventualmente, te vas a quedar sin Sonia 04, pero eso no quiere decir solo. Es como que estás identificando una cosa y la otra, ¿no?
Odio cuando hace ese tipo de interpretaciones. Desde que empezó terapia, que las hace. Odio no poder retrucarle.
-Pero bueno, si se llevan bien cuando están juntos y no cuando están separados, será cuestión de que aprendan también a estar separados, ¿no?
-Sí, debería ser eso, sí -las mentiras ya son una enredadera que me envuelve.
Y por suerte tocan el timbre. La pizza tiene sabor a providencia, en este caso.
lunes, 19 de marzo de 2007
Sonia 04: Sonia 04 o nada
Etiquetas: El Libanés, Sonia 04