lunes, 19 de marzo de 2007

Sonia 04: Su analista emitió veredicto

9 de la noche. Suena el timbre. Quedamos en que llamaba al salir de su analista, no entiendo nada. Atiendo. Sonia 04. Bajo a abrir. Mientras el ascensor desciende, me pregunto si vino hasta acá para decirme en persona del corte. Al final, va a ser ella quien me deje. Salgo del ascensor, la veo del otro lado de la puerta, seria. Abro. Nos saludamos con un beso en la mejilla. Vamos al ascensor, y una vez adentro ella me mira, sonríe con picardía (¿por el suspenso que le puso hasta ahora?) y me abraza. Ya lo dije: no entiendo nada. Entramos en el departamento, y vuelve a abrazarme. Entonces ahí sí me pongo a llorar. Creo que en mi puta vida lloré tanto como desde que conozco a Sonia 04. Le pregunto qué le dijo su analista.
-Estoy acá, ¿no? -dice y me besa.
Vamos a cenar a la parrilla de Córdoba y Gascón. Charlamos. Me cuenta que, según su analista, yo soy un tipo muy inteligente, con mucho sentido del humor.
-¿Y cómo sabe eso? -pregunto, sin querer sonar escéptico.
-Por lo que le conté.
Podría decirle que lo que la analista sabe es lo que ella le contó, no lo que yo necesariamente soy. Podría hacerlo, sí, pero la verdad que nos hemos reconciliado y, quizás, tampoco esté tan mal tener una nueva, inesperada aliada. Que fuese quien le decía que podía seducir a un paciente, a esta altura, no es lo relevante. Lo relevante es que Sonia 04 me toma de la mano por sobre la mesa, y continúa enumerándome los elogios de Gaby, su analista, sobre mi persona. O, debería decir, sobre el relato de Sonia 04 acerca de mi persona. Una diferencia nimia.