sábado, 17 de marzo de 2007

Sonia 04: Pero qué bueno

Lunes.

Durante el día hago caso a su pedido del viernes, y no le envío ningún mensaje. Hay momentos en que me muerdo los codos, en que muero de ganas de comunicarme con ella, pero no. Quizás es cierto, pienso, quizás la estoy presionando. Lo cierto, indudablemente, es que me cuesta.

En un momento el Flaco, que me ve la cara, me pregunta qué me pasa. Primero hago silencio, pero sé que mi rostro es transparente, que escondiendo mis estados de ánimo soy peor que el Checho Batista en el mundial de Italia, y le cuento.
Mientras lo hago, suena el celular de él. Mira. Sonríe. Un mensaje de la novia. Empezaron a salir una semana antes que Sonia 04 y yo.
-Qué se yo -dice él-, cada persona es un mundo. A mi novia le encanta que nos escribamos, lo hacemos todo el tiempo. Voy a tener que comprar más tarjetas de crédito, claro, pero así son los primeros meses, ¿no? Uno está encandilado, cree que el otro es la mejor persona del universo, que es perfecto, y cualquier excusa es buena para comunicarse.
Me mira el rostro, traga saliva al darse cuenta que dejó de lado la relatividad del inicio de su discurso. Me palmea la espalda.
-Pero habrá que ver, quizás ella es así.

En todo el día, un mensaje.

Hablamos por la noche. Me cuenta su día, le pregunto por el mío, me dice que está muy cansada. Le comento que hoy no le escribí salvo para contestarle.
-¿Viste qué bueno? -dice.
-Sí, qué bueno -digo.