jueves, 22 de marzo de 2007

Sonia 04: Lo que le debo a Gaby, la analista

Domingo.

Estamos tomando sol en un parque. Ella intenta leer mi novela, yo simulo que trato de leer el libro de Gaby, "Espigas de la vida". De acuerdo a su teoría, la vida se divide en espigas, y consiste en ir pasando de una a otra. O algo así. Está muy mal redactado, la edición es obvio que se la pagó ella misma para luego venderle el libro a sus alumnos, a los que también tiene, en muchos casos, como pacientes. A los que, en muchos casos, envía a que les tiren las runas para luego desgrabar los encuentros y analizarlos en las sesiones. Dejo el libro sobre el pasto. Cerca, muy parecido, un sorete de perro.
-Sonia 04 -digo, mientras le acaricio la cintura.
-¿Mhm?
-¿Y qué más te mandó a hacer, Gaby?
Sonia 04 deja el libro sobre el pecho. Sonríe.
-Bueno, me mandó al gimnasio, a las clases de Diógenes. Diógenes a ella le da clases particulares, claro. Yo voy a la grupal.
-Ahá. ¿Y cuánto cobre, Diógenes, por las clases grupales?
-Ciento ochenta pesos al mes.
-¡A la mierda!
-Sí, es caro, pero no sabés...
-Sí, una inyección de vida.
-¡Exacto! ¡Nos estamos entendiendo, Pipu!
-¿Y además de las runas y el gimnasio con Diógenes, qué otra cosa te mandó a hacer?
-Me dijo que me anotara en la página de contactos donde nos conocimos. Gracias a ella estamos juntos. ¿No es maravilloso?
-Sí, una inyección de vida.

O sea que a Gaby le debo no sólo la reconciliación luego de la última pelea, sino la génesis misma de la relación. ¿Qué clase de aliada tengo?
Mientras tanto, cerca de la caca de perro, el libro huele igual.