Sábado.
Me despierto. Preparo el desayuno. Lo llevo a la cama. Beso a Sonia 04. Ella abre los ojos y murmura:
-No me vas a dejar, ¿no?
En veinticuatro horas, ha cambiado la distribución de poder. Si yo fuera un tipo inteligente o calculador, de esos que saben cómo manejarse ante ciertas mujeres, mantendría cierta distancia, acrecentaría las dudas de Sonia 04 en relación a si la quiero o no para que esa pregunta la lleve a seducirme, a rebajarse, a entregarse. Sin embargo, no soy así. Es simple: no puedo hacer algo semejante. Sufro cuando creo que no me quieren, y si algo me preocupa es que el otro no padezca algo similar. Cuando quiero a alguien, me gusta que lo sepa. Es un error, en algunos casos, pero la vida me ha enseñado que la gente que se pierde por ser así, al final es mejor perderla que encontrarla. Como Sonia 04, por ejemplo, a quien le digo:
-Mi amor, quedate tranquila. Te quiero, y me gustaría que sepas que te amo, que quiero estar con vos, que quiero que estemos bien.
-Yo también quiero eso, Pipu -sonríe.
Desayunamos. Ella dice que tiene que hacer algunas cosas en su casa, que después regresará. Yo, entretanto, tengo que darle clase a mi alumna que quiere escribir el Harry Potter argentino. Nos despedimos en la puerta, la beso y le digo:
-Te amo.
Y ella me dice:
-Te quiero.
A veces los cambios en el poder duran muy poco.
Almorzamos juntos, en casa. El día está horrible, Sonia 04 cansada, y vamos a la cama. Una vez que estamos allí, una vez que Sonia 04 apoyó uno de sus bolsos junto al sommier de plaza y media, escucho:
-Traje algo.
Revuelve en el bolso, y saca un manojo de papeles. Me los muestra con orgullo.
-Estas son las desgrabaciones de la sesión de las runas.
Me quedo en silencio.
-Ya tenemos la confianza suficiente para que las conozcas.
Sonia 04 anuncia que hay partes que no va a leer, para no ponerme celoso. Las leerá todas, por supuesto.
El trabajo de Sonia 04 como desgrabadora es meritorio. Incluyó suspiros, risas, llantos y todo lo que a ella le sucedía a lo largo de la sesión.
Aparentemente, de acuerdo a la runóloga, Sonia 04 tiene un problema a resolver en esta vida. Al menos eso es lo que lee ella. Podría interrumpirla, podría decirle que hacer una afirmación semejante es como sostener que en esta vida ella precisa de oxígeno para respirar: le sucede a todos los seres humanos, tener algún problema para resolver. La cuestión, en este caso, pasa porque, según la runóloga, el problema viene de vidas anteriores. De su karma. De una vida en particular. La última, antes de esta.
Aparentemente, de acuerdo a la runóloga, Sonia 04 en su vida inmediatamente anterior vivió en un monasterio. Fue una religiosa, que escondía todos sus sentimientos, que guardaba todo para sí. Y en esta vida, dijo la runóloga o por lo menos desgrabó Sonia 04, le toca dar. Podría interrumpirla, decirle que eso de dar y recibir tiene mucho que ver con la mitología gay, más que la nórdica, pero no es momento para hacer bromas. Ella lee, muy seria, todo lo que se refiere a su vida monástica, lo relaciona con que incluso en su adolescencia ella fue catequista.
-¿Pero la mina no te está diciendo que fue en una vida pasada?
-Lo que pasa es que cuando lo leimos con Gaby, interpretamos que quizás lo que en las runas es una vida anterior, en verdad es lo que dice Gaby en su libro: una espiga de la vida precedente.
-Una inyección de vida.
-No, Pipu, eso no. Nada que ver.
-Perdón.
En relación a los padres de Sonia 04, la runóloga le dice cosas feas.
Llega un momento en que Sonia 04 llora: quiere saber sobre el amor.
Resulta interesante, por el hecho de la desgrabación, ver cómo Sonia 04 orienta a la runóloga. Por ejemplo, la mina dice acá hay un amor que duró mucho tiempo -lo cual es probable que le haya sucedido a un 99% de personas-, y Sonia 04 la interrumpe para decirle que se trata de Rafael. La runóloga dice, lee de los huesitos de caracú, que es alguien que le dio mucho, pero que también la incomodó. Que no le daba placer sexual. Y Sonia 04 confirma la hipótesis. Que debe alejarse de él, porque le crea dependencia.
-¿Vos sos dependiente de Rafael? -la interrumpo.
-Y, medio que lo era.
-Yo pensé que era exactamente al revés.
-No, Pipu, nada que ver.
-Perdón.
En un momento, Sonia 04 pregunta por Edgardo. Aclara que, según Gaby, se trató de un amor que la llevó al borde de la muerte. Mientras lee esto me pregunto qué quiere decir eso, si Sonia 04 habrá tratado de matarse; de hecho, lo que pienso es que la palabra muerte puede implicar otra cosa: hilo cabos sueltos, recuerdo su descuido ante el embarazo, la insistencia a no usar preservativo, y me pregunto si esa muerte a la que se refiere, inmanente, no habrá sido algún aborto; es algo que nunca le preguntaré, ni tendré respuesta.
Sí sé, en cambio, porque lo lee, que con Edgardo, según la runóloga, primó lo animal. Si me faltaba alguna pista de que fue el tipo que mejor la cogió, ya no quedan dudas. Si Sonia 04 deseaba incrustar en mi memoria cientos de imágenes con ella entregándole el culo a Edgardo, mamándolo, etc, acaba de lograrlo. Y son de esas imágenes imposibles de borrar, que por eso mismo no se le dicen a una pareja.
En un momento, Sonia 04 pregunta por Hernán. Aparentemente, según la runóloga, se trató de algo intrascendente.
Lo curioso, sorpresivo, es que hay otro hombre. Sonia 04 pregunta por otro hombre al que hasta ahora no había mencionado. Dice, en la desgrabación, que conoció a alguien, y que quiere saber cómo le irá.
Según la runóloga, se tratará de algo pasajero.
Sonia 04 hace una pausa en la lectura. Me mira de reojo. Ve mi cara de culo. Dice:
-Después hablamos de eso. Esperá que ahora viene lo mejor.
La runóloga le dice que hay otro hombre, luego. El hombre de su vida. Un hombre que tiene su parte femenina muy aceptada -¿alguien recuerda esa discusión en la que yo le decía que en la apreja parecía que ella era el hombre y yo la mujer?-, que se dedica a los números, con el que discutirá mucho.
-Cuando me dijo esto me quería matar -dice onia 04.
Sigue leyendo. Dice que con ese hombre tendrá una hija, que la ve con una hija y con ese hombre, a quien le importará cuidar de su familia. En un momento, en la desgrabación, la runóloga pregunta:
-Veo una nena de ojos verdes. ¿En tu familia hay alguien de ojos verdes?
Sonia 04 gira hacia mí, maravillada.
-¡No me acordaba de esto!
No sé si alguna vez aclaré que tengo ojos verdes, y que dicen que es lo más lindo que tengo.
La runóloga, también, le dice que debe encontrar su ángel, que el ángel la cuidará. Le pregunto cómo compatibilizan los ángeles y las vidas pasadas. Sonia 04 se encoge de hombros.
Luego de que termina de leer, pregunto:
-¿Y vos llevabas esto a las sesiones con Gaby?
-Sí. No. En verdad, se lo pasé por mail. Gaby dijo que mi desgrabación era excelente, y analizamos todo el tema del monasterio.
-Tu vida pasada en el monasterio.
-O mi espiga pasada como catequista. ¿Entendés?
-Supongo que sí.
Luego, claro, pregunto por ese hombre del que no me había hablado pero evidentemente me quería hablar.
-Es Humberto.
-¿Tu ex vecino?
-Sí.
-Pero me dijiste que era un pelotudo, un pobre tipo al que ni le querés contestar los mails.
-Sí.
-¿Entonces?
-Entonces nos conocimos en el ascensor. Yo estaba muy mal, sentía que no era atractiva. Fui a cenar a su casa, y cogimos.
-¿Y después?
-Nada, cogía para el orto. Y cuando nos volvimos a ver ni siquiera me besó, hizo como si nada hubiese pasado. Lo que sí, cada tanto me llamaba para vernos. Yo no sé para qué, porque yo ni le hablaba, iba siempre con Gladiola, se debía morir de aburrimiento. Ya te dije: es medio pelotudo, está muy solo en el mundo.
-Ah.
Mirá vos todo lo que pueden decir las runas.
miércoles, 28 de marzo de 2007
Sonia 04: Lo que dijeron las runas
Etiquetas: Gaby (una de las analistas de Sonia 04), Sonia 04