Miércoles 22 de noviembre de 2006 (cont.).
El consultorio de Silvina queda cerca de lo de Sonia 04. Vamos caminando, tomados de la mano. El volumen de discusiones disminuyó, pero ya habíamos pedido el turno. Además, supongo, tiene peso el hecho de que Malena, la analista suplente de Sonia 04, lo haya recomendado. Si lo hubiese hecho Gaby, la analista titular de Sonia 04, estaríamos acampando en la puerta del consultorio desde hace rato.
Lo primero que me impresiona de Silvina es que es fea. Encima, tiene el pelo corto. Su rostro me recuerda, en cierto sentido, al de un orangután. Es cierto que somos parientes cercanos de los simios, pero Silvina parece tener una familiaridad mayor que el resto de los humanos.
El consultorio es, adivino, el comedor de su casa. Hay una mesa con superficie de vidrio, una silla cómoda -la de ella- y dos distintas del otro lado. Nos sentamos. La verdad, no tengo la más puta idea de qué decir. Esto es absolutamente nuevo para mí. Le hago una seña a Sonia 04, y ella comienza a hablar.
-Bueno, vinimos porque tenemos problemas de pareja.
Breve, clara, concisa. No me parece mal, como introducción.
Silvina asiente con lentitud.
-¿Y hace cuánto que salen? -pregunta.
-Dos meses y medio -dice Sonia 04.
-Casi tres -intervengo por primera vez, como si aumentar el número aplacara mi vergüenza.
Silvina asiente con lentitud.
-¿Y cómo se conocieron? -pregunta Silvina.
-Por internet -dice Sonia 04.
Silvina asiente con lentitud.
-Bueno, vivimos tiempos vertiginosos. Evidentemente, ustedes aún están con el vértigo de la internet...
Recuerdo una frase por el estilo, bastante pedorra por cierto, pero no recuerdo de dónde. Miro de reojo la biblioteca de Silvina. Hay dos tomos con las obras completas de Freud. Detecto un lomo gris, tipografía de Anagrama, reconozco enseguida: Lipovetsky, La era del vacío. Lo leí, me pareció una cagada. Una cagada muy similar a lo que escucho.
-Tenemos problemas de comunicación -dice Sonia 04.
-¿Cómo es eso? -pregunta Silvina.
-A ella no le gusta hablar por teléfono -digo.
Ambas me miran con reprobación. Parece que no está bien hacer chistes. Igual, no era un chiste. Mi eterno problema.
-En general, quienes vienen son parejas de años -dice Silvina.
Ya está, pienso, zafamos. Un poco de cordura.
-Sin embargo, cada pareja tiene sus ritmos -dice Silvina.
Cagamos, quiere guita, pienso.
-Ustedes son una pareja en formación, y es evidente que se quieren, por eso están acá. Cada uno descubrió en el otro algo que le gustó, que lo sedujo, por eso están acá. Ahora hay que ver cómo lo sostienen, por eso están acá. Yo diría que nos veamos nuevamente.
Sonia 04 me mira con ternura, como si la aprobación de Silvina le diera luz verde a nuestra relación. Me toma de la mano. Silvina asiente con lentitud, y sonríe.
Pautamos que volveremos a verla, aunque no aclaramos cuándo.
Cuando salimos, en la calle, Sonia 04 gira y me abraza.
-Ya vas a ver, va a salir todo bien -dice.
-Sí, mi amor -digo.
Y juro que por un instante le creo.
Juro que por un instante creo que la terapia de pareja nos sirve.
jueves, 29 de marzo de 2007
Sonia 04: La primera sesión de terapia de pareja
Etiquetas: Silvina (la terapista de pareja), Sonia 04