viernes, 23 de febrero de 2007

Sonia 04: En el aire, sin aire

Lunes. Volver al trabajo, sonrisa de oreja a oreja. En el bondi, mensajito de texto: "ayer la pasé bárbaro, que tengas un lindo día".
Cuando llegan mis compañeros de oficina, no necesito decir nada. Ellos también sonríen, preguntan por el fin de semana. Y digo una soberana estupidez (por lo que sobrevendrá horas más tarde): "me parece que estoy de novio".
Sobre el mediodía, mensaje de Sonia 04: "yo también la pasé muy bien, beso". ¿Cómo que la pasó "muy bien"? ¿Si yo puse "bárbaro", evidentemente "muy bien" es un escalón por debajo. Dos orgasmos = un escalón por debajo.
Se lo comento a mis compañeros, el Flaco dice que estoy loco. "Ya sé", digo.
A la noche, la llamo para corroborar lo del miércoles, la cena en casa, mi futuro desempeño como chef. Atiende, saluda, pregunta cómo estuvo todo, le cuento que pensé en ella (error, error, es mujer y no se le deben decir esas cosas, siento las luces amarillas que iluminan el comedor), me cuenta que atendió pacientes todo el día, le pregunto por el miércoles, me dice que le parece que mejor no.
Me dice, no sé si leyeron, que le parece que mejor no. No dice que tiene otra cosa que hacer, no inventa una excusa digna para el abatido por el cachetazo del no. No. Dice que le parece mejor no.
Me quedo en silencio.
-Siento que esto va muy rápido -dice ella.
Me quedo en silencio.
-Me siento ahogada -dice ella.
Esbozo algo como que creí que estaba todo bien, pero creo que no alcanza a ser una frase coherente. De todas formas, si es psicóloga (no psicoanalista, recalcó) va a entender.
-Elemental, está todo bien. Pero me siento ahogada.
Si está todo bien, ¿cómo es que se siente ahogada? No, no está todo bien. Ella insiste.
-En serio, está todo bien. Me siento ahogada, que me falta el aire.
El sábado nos acostamos, el domingo ella me propuso vernos, y cuando la llamo para confirmar horario de algo que ella ya había aceptado, esto. ESTO.
No hablo mucho.
-No te pongas mal. Está todo bien -dice, y parece un juego de palabras berretón.
No hablamos mucho más.
-Igual el fin de semana podemos vernos, supongo -dice ella.
Hablamos poco más. Al cortar, mientras voy hacia la cama, me siento un objeto sexual. Un bidet, para ser más precisos.