martes, 13 de noviembre de 2007

Sonia 00: Si no fuera por Lost

Jueves.

Cuando Sonia 00 llega al trabajo y me dice de bajar al jardín, mastico palabras. Las pensé a lo largo de la noche, las medité en el viaje en colectivo a la fucking Secretaría, las decidí mientras me sentaba al escritorio y las cucarachas corrían para ir a sus reductos diurnos. Basta, le voy a decir. Lo de ayer fue demasiado, le voy a decir. No puedo ser amigo tuyo, le voy a decir.
Lo que Sonia 00 dice es:
-¿Puedo ir hoy a tu casa a ver Lost y cenar y charlar?
Lo que yo digo es:
-Bueno.

Viene. Vemos sólo un capítulo de Lost. Enseguida se pone a preparar la cena. Le expliqué que, de acuerdo al cronograma que me dio la nutricionista, hoy es mi cena liberada, así la definió la especialista, por lo que puedo comer lo que se me canten las pelotas. Y lo que se me cantan las pelotas es milanesa a la napolitana con papas fritas. No existe combinación superior en el universo. Y cocino yo. Y está Sonia 00. Y no existe combinación superior en el universo. Bueno, podría haber, podría ella estar besándome o podríamos estar en el dormitorio, sus pies alrededor de mi cuello, yo transformado en el general Custer que cabalga contra los indómitos salvajes. Pero bueno: de momento, milanesa a la napolitana con papas fritas y Sonia 00 en mi casa es una combinación universalmente insuperable.
En un momento, Sonia 00 dice:
-Me siento sola.
La miro.
-Me siento sola, Elemental.
-Estás acá conmigo.
-Sabés lo que te digo.
-Te va a parecer extraño, pero no, no sé lo que me decís.
-Que me siento sola.
-Vos sabés que vos y yo al menos vamos a coger una vez, ¿no?
¿Por qué? ¿Por qué digo esto en vez de incorporarme, bajarme los lienzos y correrla por el depto con el mástil enhiesto?
-¿Qué decís?
-Que va a pasar. Estoy seguro.
-Puede ser.
-¿Cuándo?
¿Por qué? ¿Por qué soy tan pelotudo?
-Por ahora no.
Y suena el celular. Son las once y pico de la noche. La amiga que se voltea tipos casados, supongo. Sonia 00 habla. En un momento dice que está en lo de Elemental. No sabía que su amiga conociera mi nombre. Sonia 00 me hace una seña.
-Es el Alemán -mueve los labios sin emitir sonido.
Sonrío. Le digo que me pase el teléfono. Imagino la alegría del Alemán al descubrir que finalmente traje a Sonia 00 a casa. Hablamos, jodemos. Cortamos.
Miro a Sonia 00 a los ojos.
-Algún día vamos a cojer.
-Por ahora no. Algún día sí, seguro.
Y me siento victorioso.