lunes, 19 de noviembre de 2007

Sonia 00: Fin de semana agitado (por dentro)

Viernes.

Bajamos con Sonia 00 al jardín de la Secretaría. Mientras charlamos -es decir, mientras le tiro indirectas de que quizás ya sea momento de que busque algún hombre, por ejemplo de treinta y tantos, por ejemplo que tenga como hobby escribir, por ejemplo que todos sus últimos polvos hayan sido pagos cosa de que le dé valor a ella- me comenta que hoy va a ir a bailar.
-Quiero besar a alguien -dice.
La miro. Estoy en la Secretaría, no puedo acercar la cabeza y partirle la boca, no acá. ¿Y si sí? ¿Cuáles son los límites en un trabajo mediocre rodeado de gente cuya mayor esperanza es que le renueven el contrato basura? Igual, mi cobardía puede más. Creo que si me estudiaran, descubrirían una cobardía de las más potentes en la historia de la humanidad. Al menos en cuanto a avances al sexo. No pago, se entiende. Aunque, si lo pienso, con las prostitutas también soy un tanto tímido. Me cuesta pedirles que me la chupen, prefiero aquellas que directamente van al asunto. Nunca pregunté si les podía hacer el culo, ni las tarifas respectivas a la rotura de ojete. De hecho, entre un polvo y otro, con las putas suelo charlar de sus vidas. Me cuentan que tienen hijos, esas cosas. Y después, en el segundo, como sé de sus necesidades, como sé que vinieron del interior del país con esperanzas de mejorar su vida, siento culpa. Siempre, con las prostitutas, es mejor el primer polvo, en mi caso.
-Quiero besar a alguien -dice Sonia 00.
-¿Y vas a ir sola? -pregunto, como para preguntar si puedo acompañarla, si puedo ser ese hombre al cual ella bese.
-Con una amiga. Me invitó ella.
-Ah -digo.
Y nada más.
Mientras subimos las escaleras rumbo al segundo piso de este edificio pulguiento -literalmente-, calculo cuánto dinero tengo. Hoy podría llamar una prostituta.

Sábado.
Mediodía.
Recibo mensaje de texto.
Sonia 00.
"¿Hoy no te conectás al chat?".
Estoy dándole clase a mi alumna que quiere escribir el Harry Potter argentino, no puedo responderle.
Pronto, otro mensaje.
"Dale, conectate, que te cuento cómo ayer me transé un flaco divino".
Termino de dar la clase.
No me conecto en todo el día.
Por la noche, pido una prostituta a domicilio.
Bastante gauchita, resulta.

Domingo.
En algún momento me tengo que conectar, no me resta otra alternativa.
Me conecto. Microsegundo, y Sonia 00 me saluda.
"Al fin!!!!!!!".
"Hola"
"El viernes conocí a un flaco"
"Ah"
"Divino, no sabés cómo besaba"
"Ah"
"Me pidió el teléfono y todo"
"¿Y se lo diste?"
"Claro"
"¿Te llamó?"
"¿Podés creer que no?"
Lo que puedo creer es que finalmente alguien parece saber cómo se trata a Sonia 00.
Y no soy yo, precisamente.