En los seminarios suele establecerse una pausa, alrededor del mediodía. Esta pausa, como así los intervalos entre disertaciones, responden al verdadero motivo por el que la gente -la gente que no es obligada por sus jefes- asiste a esta clase de eventos: hacer contactos. De esa forma, los que buscan sexo extramatrimonial se cruzan con los que buscan hacer negocios, y en algunos casos puede detectarse que los que buscan sexo extramatrimonial lo hacen en forma de negocios.
Cuando llega el mediodía, la secretaria nos informa que nuestra jefa premiará el hecho de que vinimos hasta el Hilton, que está muy contenta con nuestra labor. El galardón es que nos cubrirán el dinero del almuerzo. La letra chica del anuncio indica que el almuerzo sólo puede ser del Patio de Comidas del Patio Bullrich, en un local cuyo menú no supere los diez pesos, y que debemos pagar nosotros y luego nos lo reintegrarán.
Sonia 00 está cerca. La miro y le pregunto si viene a comer.
Dice que sí.
Si bien vamos junto con el resto de inútiles e infelices, poco a poco comienzo a desacelerar el paso, y ella me sigue el ritmo mientras conversamos, y nos distanciamos del resto, quienes están felices de que les pagarán la comida.
En el trayecto, intento hacerme el canchero: se supone que los hombres, a la hora de la seducción, deben cancherear. Incluso aquellos que no sedujeron nada por casi un año y medio, que están absolutamente oxidados, que olvidaron que pueden ser atractivos.
Canchereo, entonces, y digo que bien nos podrían haber pagado un almuerzo en un lugar mejor.
Canchereo, entonces, y enumero todos los defectos que tiene nuestro trabajo.
Ella se ríe.
Llegamos al Patio Bullrich, y al arribar al patio de comidas descubrimos que no hay muchas mesas, y que nuestros compañeros nos reservaron un lugar. Lo que podría haber sido una charla a solas ya se perdió. Estoy molesto. ¿Qué hacer? Lo más caballeroso que se me ocurre es ir a buscar su comida al Mc Donald´s para que ella pueda esperar sentada.
Regreso con las bandejas, y le tiendo la suya delante de todos como quien delimita, a los ojos de los demás, que ese territorio me pertenece. O, mejor dicho, que deseo me pertenezca. Aunque sea por un ratito.
Comemos.
Mientras comemos, sólo deseo una cosa: que surja el tema literatura. De un tiempo a esta parte, creo que sólo puedo ser atractivo para una mujer por el hecho de escribir. No poseo ninguna otra virtud, siento.
Sin embargo, hablamos de cine. Como a mí me gusta casi todo el cine, no es difícil encontrar puntos de contacto. Sonia 00 es fanática de Night Shyamalan, y le confieso que a mí también me gusta mucho. En un momento, digo:
-Es raro, pero la que más me gusta de él no es la que le gustó a todo el mundo, que es "Sexto sentido". La que más me gusta es una que todo el mundo dijo que era una cagada: "Señales". Y me gusta porque el tipo consigue narrar una invasión extraterrestre mundial desde adentro de una casa.
Ella abre los ojos. Negros. Lindos, descubro.
-Boludo -dice...
-¿Cómo?
-¡Boludo, ésa es mi película favorita de todos los tiempos!
Y me toca la mano, cuando lo dice.
A partir de ese instante, me cuesta hablar.
viernes, 8 de junio de 2007
Sonia 00: Buen provecho
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