No sé si la peor cita de mi vida es esta que voy a contarles, porque la memoria suele arrojar un manto de piedad sobre los eventos más difíciles que hemos vivido; la (des)memoria suele ser, afortunadamente, compasiva. Es más, estoy convencida que esta no debe ser la peor cita de mi vida, estoy segura que debe haber habido alguna (s) peor (es). En todo caso, es la peor cita que recuerdo.
En Marzo o Abril del 2.006, un par de amigas mías, aburridas de su trabajo de esposas y amas de casa, empezaron a meterse en los foros de Internet, a boludear, de puro aburridas nomás. Buscando algún motivo o excusa para sus incursiones forísticas (o foreras?) se les ocurrió que buscar candidatos para mí era un buen propósito, algo como un plus de motivación, y empezaron a tratar de pescarme tipos en la güeb, posibles candidatos potables para un acercamiento romántico. A la noche nos citábamos las tres en algún foro, ponéle el de Arnet, y ellas me presentaban tipos que acababan de conocer ahí. El resultado era obviamente desastroso, no sólo que no llegaban a la primera cita; no llegaba ni a darles mi MSN!!! Me aburrían antes de conocerlos, ya con chatear me aburrían. Como yo me cansé al toque del boludeo y no me engancha el histeriqueo cibernético con gente que no conozco, porque no sé ni siquiera si en verdad estoy hablando con un hombre o con una mujer, rápidamente desistí, tiré la toalla, les dije: hagan lo que quieran, chateen uds. todo lo que quieran y si en el medio aparece algo medianamente potable, chiflen. Mientras tanto yo hago mis cosas, miro la tele, leo, etc.
Así que empezaron con el operativo-selección.
La cosa era así, entraban al foro, chateaban con los tipos y en el momento que alguno les tiraba onda, le decían que en realidad ellas eran casadas, pero estaban buscando chicos interesantes para presentarle a una amiga. Ahí empezaba el verdadero casting, la selección.
(continuará)