- Eu queria ficar con você. Porqué você no estaba? Me abraza, llora un poco, pide otra cerveza, pide una para mí que no bebo cerveza. Le digo que no quiero y se la toma de un trago. Le explico que mejor nos vemos otro día, que ahora estaba medio cansada.
Llora y me pregunta porqué no lo quiero si él me quiere.
- Eu te vá a regalar umas musicas, dice. Un CD. Luego agrega que bailaríamos toda la noche de carnaval. De pronto recuerda que con la ropa se dejó la billetera y las zapatillas. Pide otra cerveza.
Intento cerrar la cita, digo que Amelia me espera. Me agarra del brazo, me pide que no me vaya. Eructa un poco. Me mira desconsolado. Me tironea del brazo, intenta darme un beso, “eu no quier, eu no quier. Eu teñe que voltar. Meu amiga me ishpera”, digo.
Entonces me dice que quiere que yo sea su mujer, que se quiere venir a vivir a Buenos Aires conmigo, que me quiere regalar un CD, que como no quiero vivir con él que me lo manda por correo, que le de la dirección. Le digo que no se ponga en gastos, que no era necesario regalarme nada. Vuelve a suplicar y a decir que me quiere regalar un CD. Entonces tomo un papel y escribo “Calle Buenos Aires 1865, Buenos Aires (1865)” y al fin se queda contento.
Espero a que termine su cerveza, miro la hora y le digo que Amelia realmente me está esperando, que se va a ir sin mí (lo cual era cierto, ella se iba a ir a cenar sola para no estorbar mi cita). Le doy una palmada en el hombro “eu quier ficar ici, mais eu teñe que partir”, digo.
Tira la lata de cerveza al piso, la aplasta con el pie descalzo y dice que él es muy inteligente, que al final todas las mujeres buscan lo mismo de él, pero que él era muy inteligente.
Le digo que es cierto, que eso fue lo que me atrapó.
-En seus ojos se nota que vocé es muito inteliyenchi -digo.
Sonríe. Yo ya estoy de pie, me toma del brazo y tironea al tiempo que yo tironeo hasta que logro soltarme. Lo saludo con un gesto y camino rápido, casi corro hasta el tugurio que ahora resultaba hogar dulce hogar.
Él me mira alejarme y pide más cerveza.
Ya en el hostel, Amelia se sorprende de verme allí. Le cuento. Decidimos esperar un buen rato antes de salir del hostel para ir a cenar y darle tiempo a Marquinhos a que abandone el bar. Pandora escucha y entonces le cuento. El dueño del hostel y su novia están idos frente a una telenovela y no registran mi relato. Y mientras le relato toda la historia, Amelia y yo lamentamos no haberle sacado una foto a Marquinhos. Pandora también lo lamenta y se asoma al balcón del hostel para ver si el bañero aún estaba ahí, pero ya se había ido. Pandora, entonces, toma su bolsito de maquillajes, me pide los míos, se maquilla sobre el rostro ya completamente maquillado y luego dice que no podemos ir así al carnaval por lo que toma cartas en el asunto y nos maquilla a Amelia y a mí.
Tampoco tengo fotos de eso.