jueves, 24 de mayo de 2007

La peor cita de tu vida: El señor Crab (6)

González

González seguí siendo el mismo tipo insignificante que yo había conocido en mi adolescencia, y que nunca supe explicarme porqué integraba, siquiera esporádicamente, nuestra barra selecta. González era "la formalidad", el tipo cuidado en la indumentaria y el lenguaje, el tipo que nunca estaba fuera de lugar dondequiera uno fuese, pero que tampoco estaba dentro.

Desde el principio, como era de temer, expuso un catálogo de sus realizaciones materiales, de sus propiedades, de sus autos, y de su maravillosa familia, además de su traje con camisa a tono y corbata italiana.

La verdad es que Ricardo no tuvo suerte con ninguna de sus dos mujeres.

La primera, una loca, pero de veras, le metió los cuernos al poco tiempo de casados. Un día, Ricardo me viene a pedir ayuda. Estaba casi convencido de que Susana le era infiel y quería que yo le ayudara a seguirla, para poder obtener evidencias, poder divorciarse y quedarse con los hijos. Como yo tenía un coche, me puse a su disposición. Y ahí estábamos ambos, convertidos en dos Sherlock Holmes, agazapados en el auto esperando que ella saliera para seguirla. Parecía que la cosa era con un médico que la había tratado de un problema que tenía.

Pero no pudimos obtener nada.

Susana tenía muy mal carácter, y la verdad es que lo tenía cagando. Presencié escenas en las que nunca me hubiera gustado participar. Pero él, a pesar de todo, la adoraba.

La cuestión es que un par de años después, se separaron. Ricardo se fue a vivir un tiempo solo, hasta que conoció a Matilde, que había enviudado y se había mudado a la misma casa de departamentos. Y se casa con ella.

Con Matilde le fue peor, porque además de tener también un carácter de mierda, y tenerlo completamente dominado, tomaba. A veces se ponía borracha de una manera lastimosa, y hacía cosas que uno quería que lo tragara la tierra para no tener que presenciarlas.

Ricardo cambió sin duda con la muerte del hijo. El hijo tenía sida. No sé si era o no homosexual. La verdad es que si lo era, no era muy ostensible, pero es cierto que era un poco raro, y que no se le conocían relaciones con mujeres. Fue un largo proceso, que Ricardo se bancó a su lado, compartiendo hasta el fin su larga agonía.

También solía estar Susana, que a veces venía también con su marido, con lo cual eso por momentos eso parecía un gallinero. El marido de Susana era un tipo bastante pelotudo y elemental: un vendedor de pollos.

Con Matilde y Ricardo fuimos sólo una vez de vacaciones juntos, pero el comportamiento de Matilde era tan lastimoso que juré no repetir la experiencia. Ricardo me pedía que nos adelantáramos, camináramos juntos y la dejáramos sola, así no tenía que aguantarla. Lástima que la que se la tenía que bancar era mi mujer.

En fin, que Ricardo no fue muy feliz con las mujeres. Y por otra parte, al parecer no tenía demasiado criterio para elegirlas, se enamoraba con mucha facilidad, y desesperadamente.

Con los hijos no le fue mejor. El más chico murió, como ya te conté. La hija es una loca, casi igual que la madre. El mayor es también un tipo raro, que vive solo, que no se sabe muy bien lo que hace ni de qué vive.

(continuará)