martes, 22 de mayo de 2007

La peor cita de tu vida: Adicta Severa (2)

Al otro día (no quería pasar por desesperada) decidí escribirle un mail que me costó horrores. Como no sabía muy bien qué escribir, decidí provocarlo.

Hola.

Pregunta de rigor: ¿serás un psicópata?

Otras hipótesis posibles:

-la tarjeta me la diste porque te estan por echar y estás rematando las últimas.

-la tarjeta es de un amigo que transita la más profunda depresión, está al borde del suicidio y para levantarlo un poco repartís sus tarjetas para ver quién le levanta un poco el ánimo.

-la tarjeta me la diste porque en realidad, salías de entrevistarte con un tal Leopoldo Kovacik, el tipo no te cayó bien y decidís vengarte entregando su tarjeta a una desconocida. Si fuera este el caso, este mail lo estaría leyendo el verdadero Leopoldo Kovacik, por lo tanto, este pobre tipo (o sea usted, el que lee) se estaría desayunando en este mismo instante que un tipo que se entrevistó con él entregó su tarjeta a una desconocida que ahora le escribe pensando que es quien le entregó la tarjeta, con lo cual este mail sería de lo más absurdo, ya que en realidad una desconocida se está dirigiendo a un tal Leopoldo Kovacik a partir de una tarjeta que quedó en manos de un tipo cualquiera que se hace pasar momentáneamente por él... y ya me perdí.

Él respondió al otro día.

HOLA VIOLETA.

TE JURO QUE NADA QUE VER, YO SOY LEOPOLDO DABAH... YO TE DÍ LA TARJETA EN LA CALLE. ME DIO LA SENSACIÓN DE QUE TE TENÍA QUE CONOCER, QUÉ SE YO. VIVO A LA VUELTA DE DONDE TE DÍ LA TARJETA.

CREÉME.

ESCRIBIME.

TE MANDO UN BESO.

LEOPOLDO.

Más allá de la sospecha que infunde cualquier mail escrito en mayúsculas, aquella señal de los nombres casi idénticos me entusiasmaba por la posibilidad de una nueva cita, aunque sinceramente creo que estaba bastante aburrida. Su mail desnudaba su falta de sentido del humor, de perspicacia, sin embargo al comentar la situación, mis amigos me animaron a tener el posible encuentro, aunque otros me dijeron que tenga en cuenta que me estaba arriesgando a salir con un demente.

(continuará)