miércoles, 18 de abril de 2007

Sonia 04: Una novela

Jueves 4 de enero de 2007.

Nos despedimos con un beso. Dormí en su casa, preparé el desayuno. Todo parece estar bien. Me manda mensajes de texto donde dice que me quiere. Quizás, pienso, las palabras de ayer de Silvina surtieron algún tipo de efecto positivo. Digo, al menos hoy, hasta ahora, no habló de ninguno de sus ex.

Estoy en la oficina, y caigo en la cuenta de dos cosas: el próximo martes cumplimos cuatro meses de noviazgo, y el 23 es el cumpleaños de Sonia 04. Dado que la mudanza está en ciernes, y que acarreará una serie de gastos, el regalo en este mesario será más bien simbólico. Me pongo a escribir un cuento para ella, en verdad ni siquiera un cuento: es narrar la historia de lo que nos sucederá cuando nos vayamos a vivir juntos. En un rapto de clarividencia hablo de muchas discusiones. En un rapto de idiotez hablo de que en algún momento se aplacarán. Un tanto irónico, en el cuento hablo de "los rescates" de Santa Gaby y Santa Silvina. Hablo, también, de hijos. Soy así. Cuando los dedos se posan en el teclado, vaya uno a saber lo que sucederá.

En relación al cumpleaños de Sonia 04, pienso que no podré evitar el regalo material. Para ese momento estaremos viviendo juntos, pienso, así que deberé encargarme de organizarle una reunión o algo así. El regalo material, ya veré. Ahora, hace falta algo propiamente mío, una de esas cosas que a ella le gusten, que atesore. Tengo que escribir, eso es obvio. Ella está por terminar mi novela que le regalé hace menos de un mes. Debería contar con otra ficción de mi autoría.Un cuento no puedo, cagué, porque eso le regalo los mesarios. Se supone que un cumpleaños es algo más importante. Una novela, pienso. Miro el almanaque: tengo 19 días para escribirla. Un rapto de realismo me lleva a pensar en términos de nouvelle.

Tengo una idea vieja, que nunca tuve tiempo de escribir. No sé si será lo más apropiado, pero la verdad que no tengo tiempo para ponerme a pensar en más argumentos, conflictos. Escribiré esa historia, entonces. No importa que trate sobre un analista que se enamora de una paciente.

Escribo en la oficina. El Chancho, el Flaco, el Tanguero, todos saben que cuando tecleo rápido es porque escribo algo ajeno a los informes que nos encargan. Elijo, como estilo, escenas descriptas con frialdad, lejanía. Recuerdo que le gustó la película de Bertolucci, que era ese estilo, y dado que escribo para ella bien puedo ignorar mis gustos. Un capítulo, una escena que permite deducir que es sólo la punta de un iceberg, que suceden cosas en el interior de ese personaje. Escribo el primer capítulo casi de un tirón: dos páginas de tipografía grande. Y ahí me detengo.
No sé cómo seguir.
En mi puta vida tuve un bloqueo de escritor, y ahora que tengo que escribir una nouvelle en 19 días me agarra.

Sonia 04 se queda a dormir en lo de su abu. Hablamos por teléfono. Me comenta que este fin de semana deberíamos empezar a ver muebles para el departamento, así cuando firmamos el contrato estamos preparados.
-¿Muebles? -pregunto-. Yo tengo un sommier de plaza y media, mesa, sillas...
-Pipu, ese sommier está todo desvencijado.
Tiene razón. Se lo digo. No le digo que me preocupa el tema monetario. Ese tipo de cosas es mejor hablarlas en persona. Nos decimos varias veces que nos queremos, que nos amamos. Cuelgo.

Pongo "Prison Break", recién descargado, en la computadora. De repente, en el fiaca, tomo conciencia que es una de las últimas ocasiones en que dormiré solo.
Rara, la sensación.