domingo, 15 de abril de 2007

Sonia 04: Un día tranquilo

Viernes 29 de diciembre de 2006.

Me despierto, preparo el desayuno. Tomo el café, hasta que del dormitorio llega la consabida palabra:
-Pipu...
Voy. Beso a Sonia 04. La toqueteo, como para avisarle que tengo ganas. Ella no, me quita, dice que tiene que hacer muchas cosas. Las muchas cosas, compruebo a lo largo de la mañana, son que al mediodía tiene que ir a hacerse las uñas. Le propongo esperarla en su casa, y que cuando vuelva la acompaño hasta Lanús, quizás podemos almorzar juntos. Ella dice que no, que mejor compre algo en el supermercado y comemos acá, en Caballito. La acompaño hasta lo de la manicura, voy al supermercado. Voy, luego, al departamento. Enciendo la computadora. Estoy tentado de abrir las carpetas de Rafael y Edgardo, pero por segunda vez consigo contenerme. Lo que hago, para hacer tiempo, es ponerme a leer los diarios. Por la fecha, no pasó demasiado: los hechos tienden a diluirse, cerca de fin de año, al menos en estas latitudes. Chequeo mails, no hay muchas novedades, sólo que la próxima semana tendré que reunirme con la Editora Mais Bonita por el trabajo que estamos haciendo para la editorial. Miro el reloj: Sonia 04 se fue hace más de una hora. Dijo que tenía que arreglarse una uña que se había partido -no son las de ella, son esculpidas-, que no iba a demorar más de media hora. Pienso en todo lo que dijo de mi vieja, en los problemas que, seguro, acarreará la situación. Llamo al celular. Atiende.
-Estoy un poquito retrasada, si querés empezá a comer, Pipu -dice.
-No, te espero.
Para comer solo me iba a casa, pienso. Vuelvo a la computadora, leo algunos blogs. Tres cuarto de hora. Vuelvo a llamar.
-Ya casi estoy saliendo, Pipu -dice.
Miro el paquete con bondiola, el pan lactal, la bebida, todo lo que puse en la heladera. Al pedo. Todo lo que se planifica con Sonia 04 es al pedo. Por la hora, cuando llegue ya partirá hacia Lanús. Me quedé toda la mañana acá al pedo. Pasan otros veinte minutos. Me enojo, abro la puerta, bajo. Cuando salgo del ascensor, Sonia 04 está entrando. Al verme, tuerce la boca.
-Me voy -digo.
-Bueno -dice ella y me da un pico.
Llego hasta la puerta, ella casi está adentro del ascensor. ¿Por qué mierda reacciona así ante mis reacciones? Vuelvo al ascensor. Subo con ella. Mientras lo hacemos, le recrimino que me hizo esperar al pedo. Ella me dice que la manicurista se puso a hacerle todas las uñas, que era una oportunidad que no podía dejar pasar. Quizás tiene razón, pero ya estoy enojado, y la única forma de quitarme el enojo es abrazándome y besándome, lo cual le aclaré a Sonia 04 y lo cual nunca hizo cuando me enojo.
Ya cuando estamos en el coche mi enojo es menor. Me siento culpable, de haberme enojado. Me despido con un pico. Su Volkswagen parte raudo hacia Lanús. Yo vuelvo caminando hasta mi casa, y en el camino pienso. Pienso que en unas semanas me iré a vivir con Sonia 04, que tengo que ser más tolerante. Tomo el celular, tecleo, mando el siguiente mensaje de texto: disculpá mi enojo, a veces soy calentón al pedo.
Ella no responderá hasta mucho después, no sé si porque al llegar la espera la paciente o porque le gusta disfrutar las contadas ocasiones en que el causante de una discusión soy yo.