Miércoles 24 de enero de 2007.
Me despierto, y preparo el desayuno para ambos. Después de desayunar, Sonia 04 me hace ojitos y dice que ayer me quedé dormido. Eso hiere mi orgullo, y mi cipote siempre dispuesto está listo en un santiamén. Lo hacemos bastante bien.
Hoy Sonia 04 tiene turno con Gaby, su analista oficial. Gaby volvió de vacaciones por quince días, no sé si para atender sus casos más graves o para hacerse unos mangos que gastar en el resto de sus vacaciones.
Sonia 04 me llama apenas sale de la sesión.
-¡Pipu, te tengo buenas noticias!
-¿Qué pasó?
-Gaby te quiere dar trabajo.
-¿¿¿Cómo???
-Está terminando un libro, y le gustaría que vos fueses el corrector.
-¿Pero hablaron de plata?
-No, pero ella te va a decir cuánto.
Lo dice como que no me conviene tirar una contraoferta. Pero bueno, un trabajo es un trabajo. Más allá de que crea que lo que escribe son sandeces. En mi época de malaria hice libros de horóscopos, de hadas y duendes (no ficción, de entrevistas a hadas y duendes), trabajé un tiempo en la revista Predicciones... Bueno, esto no debería ser muy distinto. El profesionalismo aplicado al tecleo.
-Y me habló mucho de vos -dice Sonia 04, del otro lado del teléfono.
-¿En serio, en base a qué?
-A lo que yo le conté.
-¿Y qué dice?
-Que sos una persona muy noble, con valores de otra época. Porque le conté todo lo que pensás y lo que me dijiste de la fidelidad y esas cosas. Y le conté también de mi problema cuando hago compras.
-¿¿¿¿¿Ella no lo sabía????? ¿No se lo habías contado?
-No -se ríe-. Se tapó la boca, no lo podía creer.
-¿Y qué te dijo?
-Que sos un buen tipo, que me apoye en vos.
-Mirá qué bueno.
Mirá qué bueno, tiemblo.
Por la noche, vamos de Silvina, la terapista de pareja. Apenas me siento, me mira y dice:
-Agotadora, la mudanza, ¿no?
-Ufffff -digo, y muevo las manos en el aire-, la mudanza, las compras, el cumpleaños de Sonia 04.
-Ayer cumplí años -dice Sonia 04, y me toma de la mano-, y Elemental me hizo muy lindos regalos y me armó una fiesta sorpresa.
-Mirá qué bien -dice Silvina, pregunta por los regalos (licuadora, nouvelle) y aprueba, dice que apunté tanto a la nutrición física como espiritual (¡cómo se ve que no leyeron la nouvelle, todavía!).
-¿Y la convivencia? -pregunta Silvina-. ¿Ya mudaron todo?
-Yo sí -digo, con lo que dejo en claro quién no.
-¿Y vos? -le pregunta Silvina a Sonia 04.
-Lo que pasa es que yo quiero comprar todo a nuevo. Gaby, una de mis analistas, dice que las cosas que pasaron en ese departamento son muy feas, que tengo que poner nueva onda.
Esto no lo sabía. Gaby también hace Feng-Shui, parece.
-Bueno, pero si vas a vivir con Elemental ya tendrías que ir llevando todas tus cosas de todos los días, ¿no? -pregunta Silvina, y el ¿no? es absolutamente decorativo.
-Sí -Sonia 04 tuerce los labios.
-¿Y la convivencia qué tal?
Le cuento de las discusiones. Empiezo por la del sábado, y cuando le digo que exigí que Sonia 04 durmiera en el departamento, Silvina hace un gesto de aprobación. Luego, cuando llego a lo del domingo y Sonia 04 en el probador del shopping...
-Yo tengo un problema -a Sonia 04 se le llenan los ojos de lágrimas.
¿Uno?, quisiera preguntar.
-No puedo con los objetos -sigue Sonia 04-, está más allá de mi control.
-Bueno, pero tenés a Elemental para que te ayude, ¿no?
Mierda. Otra que le dice lo mismo. Me tuve que hacer cargo de la mudanza, de buena parte de la relación cuando a Sonia 04 le agarraba la chiripiorca -bastante frecuentemente-, y ahora tengo que ser el soporte para sus traumas. Aunque, si me detengo a pensarlo, a mí, que soy un neurótico obsesivo, me viene bárbaro, porque significa que las cosas dependen de mí.
Sí, me digo, está todo bien.
Y presiono la mano de Sonia 04. Cuando me mira, canchero, le guiño un ojo.