Martes 19 de diciembre de 2006.
Me despido de Sonia 04 por la mañana, y voy al trabajo. Al llegar, le comento al Chancho y al Flaco que fui a ver el frente del edificio del departamento que encontró Sonia 04, y que arregló para ir a verlo hoy al mediodía.
-O sea que aún no hay nada definido -dice el Chancho.
-No, pero todo pinta bien -digo.
-O sea que aún no hay nada definido -repite el Chancho.
Voy a mi escritorio, enciendo la computadora. Siento que el Flaco y el Chancho me miran con compasión, como si supiesen más que yo acerca del futuro.
Sonia 04 llama a eso de las doce y media. Atiendo. Lo primero que escucho es:
-Lola.
-¿Perdón?
-Lolamento. No me gustó -se ríe.
El resto del diálogo no interesa. Estoy harto.
A la tarde me encuentro con el Preceptor. Dice que estoy demacrado. Le cuento del fin de semana, de las esperanzas vanas, de que hoy me dijeron lola como si todo formase parte de una joda.
-Elementalito -dice-, una pregunta.
Le hago una seña para que la efectúe.
-¿Pero cuando están bien están bien?
-No entiendo.
-Digo, me queda claro cuándo están mal, que es muy seguido. Pero digo, debe haber momentos en que están bien, ¿no?
-Por supuesto.
-¿Y en esos momentos están muy bien?
Hago un repaso mental: que yo recuerde, no hubo 24 horas seguidas en las que no hubiese algún problema en la relación. A veces por culpa mía, a veces de ella.
-No entiendo -digo, para no responder su pregunta: aún me resta algo de vergüenza.
-Cuando están bien, ¿vale tanto la pena como para bancarse todos esos otros momentos en los que están mal?
Me quedo callado.
-Mirá, Elementalito, yo sé que vos querés estar en pareja, pero te estás engañando. Yo no sé si la querés, en una de esas sí. Pero me parece que la mina no da. Salvo, claro, que cuando estén bien estén recontra bien.
Pienso en Mar de las Pampas, digo que ahí estuvimos muy bien. Omito, claro, mi discusión por "Los puentes de Madison" y el cinturón y las demoras de Sonia 04.
-Me hizo un pete en los médanos -digo.
El Preceptor asiente.
-¿Y cuánto sale que te lo haga una puta? Digo, en una de esas es más barato.
Llego a casa. Sonia 04 se encontraba con Gladiola, y luego venía para casa. La verdad, no tengo ganas de verla. Deseo pensar, y hablar mañana en la sesión de terapia de pareja, con alguien de por medio. Quizás, sí, la cosa no va más.
Suena el teléfono. Atiendo. Sonia 04.
-Quería avisarte que no me esperes despierto -dice-. Recién llego, y vamos a cenar.
¿Y si no quiere que la espere despierto, para qué mierda viene a casa a dormir? Ah, recuerdo, mañana tiene sesión con Malena, su analista suplente, porque Gaby no tenía turno. Y yo encima no tengo ganas de verla...
-Dejá, entonces no vengas -digo, y sueno molesto.
-¿Por?
-Estoy cansado, quiero dormir de corrido.
-Bueno, está bien.
-Si podés, llamame cuando llegues a tu casa así me quedo tranquilo -digo.
-Ok -dice ella, notoriamente molesta.
Cuelgo. Me baño. Me voy a dormir.
El teléfono suena a las doce y media de la noche. Atiendo. Sonia 04.
-Hola, Pipu.
-Hola.
-¿Estabas durmiendo?
-Sí.
-Ah, bueno, entonces voy para mi casa.
-¿No estás en tu casa?
-No, estoy por dejar a Gladiola y quería ver si iba para tu casa.
Unos instantes. No debería, pero lo digo:
-Bueno, dale, vení.
-Pero estabas durmiendo.
-Sí, no vamos a hablar mucho, pero dale, vení.
Corta.
Llega media hora más tarde. Media hora en la que estuve sentado, esperando. Abro. Nos saludamos con un pico. Me cuenta que con Gladiola fueron a la pizzería de nuestra primera cita, y que descubrió maravillada que tiene terraza.
-Una terraza hermosa, Pipu.
-Mirá vos -digo.
En verdad, quisiera decirle que el humor con que hoy me anunció que el departamento no le gustaba me cayó como el culo, que estoy pensando en si vale la pena seguir con ella. Nos desvestimos. Nos acostamos.
-Estás callado -dice ella, cuando la luz ya está apagada.
-Estuve pensando, Sonia 04. Estuve pensando que con vos me siento una mierda. Al lado tuyo, con el trato que me das, me siento una mierda. Mañana estaría bueno que lo hablemos en terapia de pareja.
-¡Ah, no! -grita ella.
Enciende el velador. Se levanta de la cama.
-¿Qué hacés? -pregunto.
-Me voy. Yo no quiero estar junto a alguien que se sienta una mierda, si está al lado mío.
Se viste. Va al comedor. Yo, en calzoncillos.
-¿Por qué no te dejás de joder? -pregunto.
-Lo viste a tu amiguito el Preceptor, ¿no? Seguro que te estuvo llenando la cabeza.
-Tanto como lo debe haber hecho Gladiola con vos.
-No, todo lo contrario. Gladiola me dijo que siguiera apostando.
-Gladiola es depresiva y masoquista, Sonia 04.
-No, nene, me lo dijo porque yo hablo siempre bien de vos.
-Debe ser porque sólo hay cosas buenas para decir.
-¡Ah, no! ¡Esto se terminó!
-¿Sabés qué pasa? No me querés. No tengo dudas, de que no me querés. ¿Y sabés otra cosa? Dudo que alguna vez hayas querido a alguien. Quizás sí a Edgardo, porque tenías cómo creer que alguien era peor que vos.
Ella termina de vestirse. Le pregunto si tiene la llave que le hice, para abrir abajo. No la tiene, la olvidó. Me visto. Bajo. La acompaño hasta el garage. Ella saca el coche. Se va.
Quizás estuve duro, pienso. Quizás tomé una decisión apresurada.
Las preguntas se multiplican, así como la angustia. Cuando calculo que Sonia 04 está en su casa, la llamo.
-Quería saber si habías llegado bien -digo.
Ella está fría, distante. Supongo que la cosa no va más. En un momento, estoy llorando.
-¿Por qué llorás? -pregunta ella.
-Porque estoy mal. Porque no parás, Sonia 04, no parás. El viernes discutimos, el sábado también, el domingo también, y hoy lo del departamento parecía una cargada... Y cuando te digo que me siento mal, que me siento una mierda, vos te hacés la ofendida... Estoy mal, ¿entendés? Hace un año mi viejo se pegó un tiro, y ni me preguntaste cómo estoy en relación a eso, en relación a nada. No me preguntás un carajo, no tenés ni un cachito de piedad, que vos seguís arrasando...
-No quiero que estés así.
-Estoy así.
-Voy para allá.
Corta.
Rato más tarde, está en casa. Son las 2 y pico de la mañana. Le digo que mejor no hablemos, que intentemos dormir. Contra lo que podría suponerse, me duermo enseguida.
domingo, 8 de abril de 2007
Sonia 04: Me siento una mierda
Etiquetas: El Chancho, El Flaco, El Preceptor, Gladiola, Sonia 04