Sonia 04: Hogar

Viernes 10 de noviembre de 2006.

El avión aterriza con unos minutos de retraso. Viajo bastante, por lo que ya aprendí a llevar lo mínimo indispensable, cosa de que entre todo en el equipaje de mano. Tomo la mochila que no hace juego con el traje, y salgo apurado del avión. Sonia 04 prometió que me venía a buscar.

Salgo de la sala donde los demás esperan sus equipajes, y la veo. Soy feliz.

Beso, un largo beso. Me siento de regreso, en mi hogar, aunque esté en el aeropuerto.

Estacionó el coche sobre la Costanera, y mientras nos dirigimos a él dice:
-Yo estoy muerta, Pipu.
-Ya te dije, trabajás demasiado.
-Me tenés que ayudar a ordenar los horarios, me hago lío con esas cosas.
-Si querés, cuando llegamos a casa empezamos a ordenar tu agenda.
-No, yo estoy reventada. ¿Vos no estás cansado, con tanto viaje?
-Más o menos. Viajar me relaja, en cierto sentido.
-Es verdad. Yo tendría que viajar, también. ¿Te parece que nos vayamos un fin de semana a algún lado, Pipu?
La miro. Ella abre la puerta del coche. Mi sonrisa, creo, ilumina el Río de la Plata.
-Nos vendría bien -sigue ella-. Así vemos si somos compatibles o no.
Y mi sonrisa deja de iluminar.

Llegamos al departamento. No desempaco. La beso, intento desvestirla.
-No, hoy no, estoy cansada.
Asiento. Me siento. Lo siento.
-No sabés qué bien que me puso que me dijeras que me extrañaras -digo, tomando sus manos.
-Bueno, tampoco te extrañé tanto.
Es así. Ella es así.

-¿Por qué cada vez que decís algo bueno o lindo después tenés que tirar alguna bomba?
-¿Qué bomba?
-Te quiero, pero no sé si los miedos me van a dejar seguir con esto. Quiero verte, pero mejor que nos extrañemos. Gracias, pero no lo merezco. Te quiero, pero vos más a mí que yo a vos.
-Yo no digo esas cosas.
-Te juro que sí.
-Bueno, soy así.
-Podés no serlo.
-¿En serio?
-En serio -miento.