jueves, 15 de marzo de 2007

Sonia 04: En San Rafael

Debía llegar a San Rafael (Mendoza) a las 13:15. Lo hago a las 19:15. En el aeropuerto me esperan Manganetti y Selva. Ambos me abrazan. En el coche, ya rumbo al hotel, le envío un mensaje de texto a Sonia 04 para avisarle que, finalmente, llegué bien. A eso de las 9 y media, recibo un mensaje de texto. Está libre, pienso. La llamo. Le digo que la quiero, le cuento los pomenores del vuelo, y enseguida ella dice que está cansada. La hermana, pienso, la bajoneó. Le comento que voy a salir a cenar. Me pregunta con quiénes. Manganetti y Selva, digo. Ah, dice. Luego dice, llamame cuando vuelvas, bah, si querés, no te pongas en gastos. Hablar con vos no es un gasto, es un gusto, digo en un juego de palabras tan lamentable que sólo puede deberse al enamoramiento -tengo más talento que eso, seguro-. Salgo a cenar, y durante la comida estoy pendiente de que no se estire para llamar a Sonia 04, para que se pueda ir a dormir tranquila. Volvemos al hotel y paro en un locutorio. Son las 23:30. Llamo. Sonia 04 atiende. Le digo que la quiero. Ella me dice que está cansada. Pregunta si cené, pregunta por Manganetti y por Selva, aunque algo me hace sospechar que la pregunta está centrada en esta última. Bien, en sus habitaciones de hotel, le digo. No te pongas en gastos, dice. No es un gasto, es un gusto, reitero mi incapacidad lingüística. El diálogo no se extiende mucho más. Corta.