viernes, 9 de marzo de 2007

Sonia 04: El mañanero

Domingo, mañana. Me despierto, y Sonia 04 duerme. Cuando me levanto, ella gira hacia mí, dormida. La miro. Me siento en el borde de la cama, y la miro. Tiene el ceño fruncido, el sueño no debe ser agradable. Casi sin darme cuenta, le acaricio el rostro. Minutos más tarde, el ceño de Sonia 04 ya no está fruncido. Dejo de acariciarla, pero aún así me quedo mirándola.

La nueva rutina del estar de novios: comprar el diario, preparar el desayuno, preparar la bandeja y llevarla al dormitorio. Despertarla con un beso, desayunar y, ahora sí, hacerlo. Es el mejor polvo que tuvimos desde que nos conocimos. Hoy, finalmente, encontré su punto, que se empecinaba en esconderse. Al final, con los ojos entrecerrados, me acaricia el rostro y dice:
-Te quiero.
Sí, encontré su punto.