miércoles, 21 de marzo de 2007

Sonia 04: El amigo americano

Jueves.

Me despido de Sonia 04 con cierta incomodidad por sus palabras de ayer. Hay momentos en que no sé quién es, qué quiere, qué siente. Me despido con un beso breve: un paciente espera abajo.

Hablamos cuando regreso del trabajo. Me pregunta qué voy a hacer hoy. Viene a cenar el Libanés, digo. Yo no pregunto: es jueves, atiende hasta tarde en Lanús y mañana empiezo temprano allá, por lo que se quedará a dormir en lo de la abuela. Sin embargo, Sonia 04 dice:
-Yo vuelvo para Caballito.
-Qué lástima, hubiéramos podido vernos. De saberlo...
-No, voy a ver a un amigo.
-¿Un amigo?
-Sí, un amigo que vive en EEUU y vino de visita.
-Ah.
-¿Pasa algo?
-No, nada.

Me llama a eso de las 9 de la noche. Ya está en Caballito, espera al amigo. Seguimos hablando, y en un momento dice:
-Si querés, cuando él se vaya te llamo.
-Sí, claro -respondo antes de que pase una fracción de segundo.
-Pero si se hace tarde...
-No te preocupes, que voy a estar despierto.
Suena el timbre. El Libanés ha llegado. No tengo otra alternativa que colgar.

Hay conversaciones con los amigos que no son del todo honestas. Y cuando digo del todo me refiero a que se dicen verdades, pero a medias. Como si cada frase tuviera que ser completada.
-¿Te pasa algo? -pregunta el Libanés.
-No, nada...
-Dale, boludo.
-Vos sabés que yo nunca fui celoso.
-Pasa algo con Sonia 04.
-Tiene que ver a un amigo. Bah, se supone que ahora está con él.
-¿Dónde?
-En la casa.
-Y vos estás celoso.
-Sí, un poco (la frase debería completarse con un poco menos que lo que te lleva a la locura).
-¿Por qué?
-Y, qué se yo (la frase debería completarse con cuando estuvo de novia con Rafael lo cuerneó porque las cosas se dieron así, sigue chateando con los chabones que se la tratan de levantar, ayer discutimos...).
-Es una cagada, cuando tienen amigos así.
Me quedo callado. El Libanés, con mirada cómplice, dice:
-¿Por qué no tendrán sólo amigas mujeres?
-Bueno, Libanés, vos en ese caso tendrías miedo de que se hagan tortilleras.
-Es verdad -reconoce el Libanés.

El Libanés se marcha. El teléfono no suena. Son las doce y pico de la noche. Me tiro en el puff, tomo un café. Los pensamientos van más rápido de lo que pueden soportar mis neuronas. Tanto, que me quedo dormido.

Me despierto. Miro el reloj. 3 y media de la mañana. ¿No sonó el teléfono? Imposible, lo tengo a pocos metros. ¿Llamo? No, tengo que esperar. Miro el reloj. 3 y media de la mañana. El amigo americano. Los del chat, los de la página, los cuernos de Rafael. Llamo. El teléfono suena, atiende el contestador, cuando suena el bip hablo:
-Hola, Sonia 04, ¿estás ahí?
Atiende. Gracias a Dios, atiende.
-¿Todavía estás con tu amigo?
-No, estaba durmiendo -dice, con voz que no suena dormida.
-Ah, quedaste en que me llamabas.
-Es que cuando se fue era medio tarde, y pensé que...
Me quedo callado.
-Disculpá -dice.
-Todo bien -miento.
Las cosas se dieron así, pienso.