Jueves. Turno con Clelia, la tarotista.
Llego con dos temores. Primero, la semana pasada tuve una entrevista en una editorial "grande" para armar un libro; el proyecto les interesó, pero quedaron en contestarme. Segundo (y en esto el orden es aleatorio), tengo verdadero temor a quedarme solo.
Apenas entro, Clelia me sirve un café.
-Amargo, como a vos te gusta -dice, sin preguntar, aunque antes nos hayamos visto sólo una vez.
Empieza a tirar las cartas, la tanda general, que no indica preguntas, tan sólo demarca el panorama.
-Éxitos, Elemental, hay éxitos por todas partes. Y mujeres, varias.
Dice cosas que me hacen creer en ella, datos que nadie sabe, que nadie le puede haber comunicado.
Cuando llega la hora de las preguntas, arranco por lo profesional.
-Te van a llamar antes de lo que suponés -me dice-. El proyecto está aprobado, y firmás el contrato en noviembre.
-No puede ser -le digo-, si me llaman dentro de poco, la firma del contrato no debería demorar tanto.
-Firmás en noviembre, y por algo mayor que lo que esperás -dice, tajante, y vuelve a mezclar el mazo-. Siguiente pregunta.
-Mujeres -digo.
-No, preguntá una por una.
Pregunto por Sonia 04.
-Te va a llamar, van a salir, pero te va a terminar hartando. No es para vos. Lo bueno es que te va a hacer reconsiderar todo lo que pensás acerca de las relaciones amorosas, y eso te va a llevar al amor de tu vida, ése con el que vas a formar una familia.
Pregunto por otra chica, que me había escrito a través de este blog.
-No van a llegar a nada -dice.
Pregunto por otra.
-Puede que pase algo, pero nada profundo.
Nos despedimos, como en el otro encuentro, con un abrazo.
-Qué lindo futuro, que tenés -dice-. A disfrutarlo.
Salgo del edificio donde atiende Clelia, las calles de San Telmo están húmedas. Tomo un taxi, pienso en que dijo que habrá varias mujeres, pero todas por las que le pregunté fueron negativas. Me acuerdo del título de la película de Jusid: ¿Dónde estás, amor de mi vida, que no te puedo encontrar?
Llego a casa, subo al ascensor y me pregunto que quizás Clelia no sea tan certera. Al abrir la puerta, suena el teléfono. De la editorial. Aprobaron el proyecto que presenté, y no quieren sólo un libro sino una colección.