domingo, 3 de septiembre de 2006

Sonia 02: La cita que no fue

Quedé con Sonia 02 en encontrarme a las 9 de la noche en Bar 6, en Palermo Hollywood, o quizás sea Palermo Soho (ya me marearon: a esta altura para las inmobiliarias, con tal de subir los valores, todos los barrios son Palermo algo). El taller termina a las 6 y media, por lo que si deseo bañarme y llegar a tiempo debo salir casi corriendo (bueno, no literalmente: en taxi haré el recorrido más rápido). Dicho y hecho, cuando el profesor da por terminada la clase, me despido rápido de todos mis amigos. La Trotamundos me saluda con sequedad, pero no tengo tiempo de otorgarle humedad al asunto. No ahora, por lo menos.


Taxi veloz. Llego a casa, me fijo si hay mensaje de Sonia 01. Nada. Enciendo el calefón, me baño (sólo una vez, no tengo ninguna cábala que incitar), me visto, y cuando me pongo el pantalón me fijo la hora en el celular. Descubro, entonces, una llamada perdida. Sonia 02. Escucho el mensaje: se siente mal, no va a poder ir, me pide disculpas.

Hace casi dos meses que estoy a dieta. Llamo a la pizzería y pido una chica de muzzarella. El chico del delivery me parece que me ve el rostro triste, está por decir algo pero sólo suelta el gracias por la propina. Subo, pongo la televisión. Hay partido, y juega Independiente. Miro. Suena el celular. Sonia 02 de nuevo.

Siguiente diálogo:
Ella dice: -Suerte que te encuentro, tenía miedo de que ya hubieras salido.
Yo digo: -No te preocupes, me enganchaste justo.
Yo pienso: -Y sí, si llamás cuarenta y cinco minutos antes de una cita para cancelarla, lo más probable es que sea tarde. Ya le dije a mis amigos que no salía, y ahora no puedo llamarlos.
Ella dice: -Me siento mal, no sabés.
Yo digo: -Qué lástima. Y bueno, metete en la cama hasta que se te pase.
Yo pienso: -¿Y no lo sabías hoy a la tarde, que me tenés que dejar plantado ahora?
Ella dice: -Bueno, lo dejamos para otro día, ¿sí?
Yo digo: -Sí, claro, no te preocupes. Avisame.
Yo pienso: -Sí, seguro, te agendo un espacio en el año 2013.
Ella dice: -Un beso.
Yo digo: -Un beso, chau.
Yo pienso: -Andate a cagar.
Cuelgo.
Miro el televisor. Independiente pierde 1 a 0.