miércoles, 13 de septiembre de 2006

El duelo culinario, al fin

Cuando llego a casa del Ganador –taxi: un tupper para las croquetas y una fuente para el tiramisú-, el Libanés ya espera frente a la puerta. Subimos, empezamos los preparativos. Descorchamos vinos –la semana pasada, el Libanés y yo fuimos a un curso de cata, y de alguna forma tenemos que mandarnos la parte-, nos preguntamos cuántos vendrán, si gustarán los platos que preparamos. Él se pone a cocinar, mientras observa con recelo la fuente con el tiramisú –cocino rico pero no prolijo, y milagrosamente el tiramisú me salió una pinturita para los ojos-. Pronto arriba la Trotamundos –puntual, buena onda, como siempre-. Conversamos en la cocina –salimos cuando al Libanés le toca cortar cebollas-, y en un momento suena el celular del Libanés. Él, muy circunspecto, lo saca de la funda, mira y corta la comunicación antes de atender.

-Sofía 01 –dice, muy sereno-. Justo ahora, llama.

Sofía 01 lo dejó hace poco con argumentos que generaron que todos los amigos del Libanés quisiéramos ir a cagarla a trompadas, pero él igual estaba mal. Ahora, sin que ella hubiese dado señales de vida durante semanas, llama. Y él ni se inmuta. La Trotamundos me mira, y yo a ella. La vida tiene momentos mágicos.

Pronto arriba la Mujer Perfecta, más tarde la Cuyana, el Ganador –que sea el dueño de casa no lo convierte en puntual: por eso, entre otras cosas, es el Ganador; y llega con su novia, muy bonita, que también lo delata como Ganador-, el Comedy Stand Up –que se queja por tener que alojar a un peruano en su casa, cosas que pasan-, la Niña Bonita –que, según otros, debería ser La Mujer Más Histérica del Mundo, pero bueno, a mí me cae bien, y es muy bonita, y es muy niña, y es una amiga que incluso vino a casa a tomarse unos vinos el último día del amigo- y otros. El Tarta manda MSM: estoy en la ruta, no llego. Vaya uno a saber qué quiso decir con eso, ni sabíamos que podía estar en una ruta, lo cierto es que no llega.

Mis amigos tienen conocimiento decreciente de las Sonias: saben todo de Sonia 01, un poco de Sonia 02, y nada de Sonia 03. Podría contarles de la última, pinta bien, pero recuerdo que mi rol en el grupo es de tipo ácido que hace comentarios ácidos que generan acidez. Mejor continuar con el rol perdedor de incomprendido por las mujeres. Algún comentario sobre Sonia 01 –nada, no contesta, no dice, no habla, no tiene espacio físico y mental-. La Trotamundos, tal su costumbre, dice es una pelotuda, una fálica pelotuda.

Servimos los platos. Todos disfrutan. Y la verdad que tanto mis platos como los del Libanés salieron muy bien.

-Ustedes son dos solteros codiciados –dice alguien del género femenino.

Lo cierto es que, de los hombres en el comedor, somos los dos únicos que no tenemos pareja. Pero ahora se supone que somos solteros codiciados. Los amigos están para este tipo de frases, ¿no?

Teoría ácida durante la cena, 1: así como Los Piojos significa un punto de inflexión a partir del cual se inicia la muerte del rock nacional, la serie Sex and the City significa un punto de inflexión en el inicio del fin de la humanidad. A los hombres no nos gustan esa clase de minas que sólo piensan en comprarse zapatos y comentar con sus amigas con quiénes se acostaron. (los hombres no pensamos en términos de zapatos, y deseamos la exclusividad de hablar de conquistas con amigos).

Teoría ácida durante la cena, 2: Ayer los hijos de puta de la Viva sacaron de nota de tapa “No hay hombres”. Juro que estuvo a punto de llamar al diario. Acá lo que no hay son mujeres que sepan lo que quieren. Los amigos solteros que tengo se dividen en dos grupos: aquellos que desean conocer una mujer y formar una pareja (a ésos las mujeres les huyen como si tuviesen la peste bubónica, soriasis y caspa al mismo tiempo), y aquellos que son piratas (a ésos las mujeres se les acercan como la abeja a la miel, aunque no sé si la abeja se acerca a la miel o es el oso, pero la idea se entiende). El problema no son los hombres, sino responder la pregunta que no dilucidaron ni Freud ni Lacan: ¿qué carajo quieren las mujeres?

En los dos casos, al enarbolar las teorías, tal como indica la costumbre del grupo, todos las refutan. La única que salta en mi defensa es la Mujer Perfecta. Alguien le dice, en algún momento, que mis teorías son indefendibles.

-Es verdad –dice ella-, pero pobrecito, él dice esas cosas y alguien tiene que defenderlo.

Entre otras cosas, por eso es la Mujer Perfecta.