martes, 9 de octubre de 2007

Sonia 00: She´s back, baby (con tutti)

Martes.

Jardín de la Secretaría. Charlo con Sonia 00. Me pregunta por la amiga de la Petisa. Le digo que bueno, que al fin y al cabo yo no estaba tan interesado, que sólo quiere ser mi amiga.
-Es una pelotuda -dice Sonia 00.
Me encojo de hombros.
-En serio, Elem, es una pelotuda. Se está perdiendo un tipo que vale la pena.
La miro. Por un instante siento que me toma el pelo, pero enseguida agrega:
-¿Querés que hoy vaya a tu casa a ver Lost?
La miro. Digo:
-Bueno, dale.

Antes de llegar a casa, Sonia 00 insiste en pasar por el supermercadito chino. Compra arroz integral, zapallo en rodajas. Cuando quiere comprar pechugas de pollo le digo que mi freezer está lleno de pechugas congeladas.
-Hoy te cocino -dice-. Y vas a ver que haciendo dieta también se puede comer rico.

Vemos un capítulo de Lost. El cuarto, en el que se conoce el pasado de Locke. Cuando llega esa escena, esa maravilla narrativa, miro el rostro de Sonia 00, boquiabierta, quien enseguida me mira, me toma de las manos y dice:
-¡Pero esto es buenísimo!
Y yo digo:
-Sí.

Cenamos. Sonia 00 dice:
-La tarada de la amiga de la Petisa no te merecía. Vos tenés que encontrar alguien que te quiera en serio. Y que coja bien, porque a vos se nota que te gusta coger.
Debo tener lo pajero tatuado en el rostro, pienso.
-Vos te merecés una mina grossa.
Entonces sí, lo digo:
-¿Alguien como vos?
Me mira. Sonríe. Dice:
-¿Vemos otro capítulo?

Vemos otro capítulo de Lost. El quinto, el pasado de Jack, no hay nada como para tomarse de las manos.

La acompaño a la casa. Caminando. Son las dos de la mañana. Sonia 00 insiste en que tenemos que ir a ver juntos "Piratas del Caribe 2". En la calle no hay nadie. Sólo ella, yo y sus palabras, sus planificaciones de todo lo que deberíamos hacer juntos.
Cuando llegamos a la puerta de su edificio, hay un silencio incómodo. Yo no soy Travolta, ella no es Uma Thurman, pero hay un silencio incómodo. Viene un taxi. Lo paro. Sonia 00 me abraza.
-Gracias, Elemental, la pasé bárbaro.
Y se mete en su casa.
Me subo al taxi, y cuando el tachero pregunta a dónde le digo:
-No sé a dónde carajo estoy yendo.