martes, 7 de agosto de 2007

Sonia 00: Una victoria efímera

Al despertar, tengo algo de resaca. Ayer, luego de la presentación, fuimos a la casa del Escritor Sexópata, un improvisado festejo que incluyó karaoke. Cómo me gusta el karaoke. ¿Tendré algo nipón en las venas?

Llego al trabajo, y cuando arriba Sonia 00 sonrío. Sé que ayer le di una bofetada a su histeria, que la ubiqué, que le dije que tengo un límite. Sé que ayer me envió un mail a la noche para preguntarme si me había ido bien en la presentación y en la nutricionista. No respondí. Quien maneja los tiempos, ahora, nena, soy yo. Y si te gusta bien, y sino también. Porque ahora soy flaco, sé que he vuelto a ser atractivo. Ahora soy el king of the world, y sé que Sonia 00 vendrá al pie, me dirá que quiere verme fuera de acá, se meterá todos sus "qué suerte que somos amigos" en el orto. Es por eso, que sonrío cuando me saluda con un beso en la mejilla, cuando me dice "no respondiste el mail" y yo digo "es que volví tarde". Y mi tono no dice sólo "es que volví tarde", sino que dice "yo manejo los tiempos, ahora, nena". Por eso, sonrío cuando me pregunta si vamos al jardín. Y digo:
-En un rato, Sonia 00. En un rato.

Rato más tarde, en el jardín.
-Suerte que bajamos, Elementalito, necesito hablar con vos.
Ya está. Me va a decir que se arrepiente. Que descubrió que está loca por mí. Eso, me va a decir.
-Mhm.
-En serio, necesito hablar con vos.
-Me imaginaba.
-¿Te imaginabas?
-Y, algo se notaba.
-¿Cómo lo supiste?
-Tengo algunos años más que vos, Sonia 00.
-Qué suerte, porque no sabía cómo empezar.
-Por el principio, siempre hay que empezar por el principio.
-Tonto.
-Pero dale, decímelo vos así te sentís desahogada.
-Bueno, no me lo esperaba.
-A veces pasa de sopetón.
-Pero yo no le di ninguna señal, Elem.
-No, claro... ¿Señal?
-No, no le di ninguna señal.
-No entiendo.
-Nada, que me invita a salir y yo no le di ninguna señal.
-¿De qué me estás hablando?
-¿Vos qué estabas pensando?
-Una pelotudez, estaba pensando, veo. Pero decime qué pasa.
-Pasa que el Toti me invitó a tomar algo.
-¿El Toti?
-¿Pero no me dijiste que vos lo habías notado?
-No me refería a eso.
-¿Y a qué te referías?
-A que soy el rey de los boludos. Pero contame, ¿el Toti te invitó a salir?
-Sí, me manda como cinco mails por día. Necesitaba contártelo.
-¿Pero el Toti no es casado?
-Sí.
-¿Y vos querés estar con un tipo casado?
-No.
De repente, comienzo a aconsejar a Sonia 00. No sé cuánto hay de consejo sincero y cuánto de deseo de que se aleje cuanto antes de Toti y de cualquier hombre que no sea yo. Me siento en una comedia de enredos. En una comedia de enredos, siento, yo sería el actor feo que ve pasar a la mina linda de la mano de otro. Tristán, sería. Por suerte, ya no el gordo Porcel.
Aconsejo a Sonia 00, y ella, ante cada consejo, dice:
-¿Te parece?
Y yo, ante cada "te parece", digo:
-No sé, vos hacé lo que sientas.
Y luego digo:
-Vos necesitás estar con alguien que sepa lo que quiere, que te dé un poco de tranquilidad. No sé, alguien más maduro, que no esté comprometido, que se pueda brindar a vos.
Podría agregar "que escriba, que haya adelgazado mucho en poco tiempo, que se llame Elemental", pero creo que sería demasiado evidente.
-¿Te parece? -pregunta ella.
-No sé, vos hacé lo que sientas.
Ella asiente. Se queda unos instantes pensando, y luego me palmea el hombro y dice:
-Qué suerte que somos amigos.

(los diálogos están dedicados a Serena)