martes, 3 de julio de 2007

Sonia 08: I´m the king of the world

Viernes 1 de junio de 2007.

Despierto. Diez de la mañana. Por lo general, entro al trabajo a las 9 y pico. Voy a llegar tarde. No sólo eso: voy a llegar tarde y estoy hecho un zombie.

Cuando salgo a la calle, noto mi espalda más erguida que de costumbre. Los músculos comienzan a hacerse sentir, pero no es eso. Tengo un andar orgulloso. Canchero, diría. Me siento un ganador. Me siento el gran cogedor. Me acuerdo de James Cameron la noche en que Titanic se llevó no sé cuántos Oscars y la academia naufragó definitivamente, y cómo él, estatuilla en mano, gritaba "i´m the king of the world". Bueno, hago un blog que es una poronga pero resulta bastante leido, y hay lectoras que se mesturban pensando en mí, y encima vienen y cogemos. O sea, por la mera pelotudez de contar mis desastres amorosos en un blog, tengo groupies. Bueno, una. Pero uno es el inicio de una escala. Puede haber dos, tres, decenas que esperan que Elemental El Prodigioso les dé masita. Ok, no sé cómo ellas pueden llegar a una conclusión semejante, pero lo de ayer con Sonia 08 puede ser una señal, puede ser algo.

En el subte, miro a las mujeres. Y ellas me miran. Para mí que sospechan que yo puedo ser el autor del ignoto blog con el que se masturban cada día, el dueño de sus fantasías eróticas, el amo de sus sueños más ocultos.
Ayer cogí, sí señor.
Ayer cogí mucho, sí señor.

Llego al trabajo. Por primera vez, hay gente en la oficina, cuando llego. El Chancho y el Flaco giran hacia mí como si fuese una aparición espectral. Pero no, baby, soy una aparición estelar, esa figura que aparece poco en un capítulo de una serie y te levanta ochenta puntos de rating.
-¿Qué te pasó? -preguntan el Flaco y el Chancho a coro.
Yo sonrío. Jejeo. Hago je je como sólo puede hacerlo un world champion, un tipo que se las sabe todas, un tipo que coge mejor que nadie, que la tiene gigante, que es un grosso.
-En serio, Elemental, qué te pasó -repiten.
Y yo, todo orgullo, con un tamaño que no entro en la oficina, digo:
-Estuve toda la noche garchando.
Y me aplauden.

Voy por el pasillo, como en otros tiempos iba por el pasillo con Sonia 00. Mientras camino rumbo a la escalera, me frena mi jefe que acaba de salir de la oficina.
-Elemental, te fui a buscar a la oficina y no estabas.
Me encojo de hombros.
-Por lo general llegás temprano -me dice, preocupado.
-Es que me quedé dormido -digo.
-¿En serio? Es la primera vez en años...
-Es que estuve toda la noche garchando.
Mi jefe me mira, estupefacto. Un segundo después, sonríe. Otro segundo más tarde, me palmea la espalda.
-¡Vamos, campeón! -grita en el pasillo.

Durante el día, con Sonia 08 nos mandamos mensajitos de texto, uno más puerco que el otro.

Por la noche, voy de la Trotamundos. Están el Libanés, la Cuyana y una amiga de la Trotamundos. Cuando me preguntan cómo estoy, respondo:
-Raro.
-¿Raro? -pregunta el Libanés-. ¿Pasó algo?
-Tengo groupies, Libanés.
-Me estás jodiendo -dice la Cuyana.
-No, en serio. Me escribió una minita que se excita leyendo el blog.
-Una enferma -dice la Cuyana.
-¿Se excita cómo? ¿Se pajea? -pregunta el Libanés.
-No sé, supongo -digo.
-¿Y se vieron? -pregunta la Trotamundos, que sabe buena parte de la historia.
-Sí, ayer, como te dije.
-¿Y? -preguntan los tres, creo que incluso la amiga de la Trotamundos se engancha.
-Cogimos, garchamos.
-¿En serio? -pregunta el Libanés-. ¿Y eso por escribir un blog?
-Eso por escribir ese blog de mierda -digo-. Imaginate si hiciera uno bueno.
-Yo no puedo creer que haya groupies de blog -dice la Cuyana.
-La minita quería que él escriba sobre ella -dice la Trotamundos-. Quiere ser famosa.
-Sí, pero aparecer en "El diario de un neurótico" no es precisamente fama. Y además aparecería como una Sonia -dice la Cuyana.
-Bueno, ella no quiere aparecer como Sonia -digo-. Quiere figurar como puta.
-¿Puta? -se ríe y aplaude el Libanés-. ¿Y cómo se hace para abrir un blog?
-Vos te tenés que poner banda ancha -le digo.
-¿Cuánto sale? -pregunta el Libanés.
-¿La vas a volver a ver? -pregunta la Trotamundos.
-Sí, mañana -digo.
-¿Y qué van a hacer? -pregunta la Cuyana.
-No sé, cenar o algo así -digo.
-¿Y coger? -pregunta el Libanés.
-No sé, supongo que sí. El tema es que me parece que esto da sólo para sexo, y no sé cómo tratarla. Digo, la quiero tratar bien, no como una puta. Pero al mismo tiempo no quiero que piense que soy el novio o algo así.
-Vos tenés que hacer lo que sientas -dice la Trotamundos, que piensa un segundo y luego agrega-. No, lo que sientas no, porque te enamorás. Vos tenés que coger y listo.
-Sí, y listo -dice la Cuyana.
-¿A cuánto está la banda ancha? -pregunta el Libanés.
No le respondo. Pienso en mañana, en toda la pornografía que falta.