jueves, 15 de marzo de 2007

Sonia 04: Los afectos y sus efectos

Me digo que bueno, ella no tiene la obligación de haberme extrañado. Quizás debería haberse callado la boca, quizás una mentira piadosa. Pero bueno: a veces pasa, que alguien quiere al otro pero si no lo ve no lo extraña.

Vamos a cenar afuera. Créase o no, en el restaurante está Guillermo Nimo. Estamos Sonia 04 y yo, también. Yo me siento un tanto incómodo por la frase, pero me esfuerzo. No sé si lo logro, pero me esfuerzo.

Salimos del restaurante, caminamos. No sé cómo surge el tema, lo juro. Sí sé que, mientras caminamos sobre avenida Córdoba, escucho:
-¿Te puedo decir algo?
Nada que venga con ese enunciado puede ser algo bueno. Más viniendo de Sonia 04, que puede decir muy suelta de cuerpo su historial amoroso y citarlo a troche y moche.
-Sí, claro -digo, y mis piernas tiemblan.
-No me gusta que me mandes tantos mensajes.

Interrumpo este boletín. Traduzco: tantos mensajes es, de acuerdo a cómo viene la cosa, uno a la mañana, y luego responder los de ella. En el viaje quizás se me escapó un poco la cuenta, pero bueno... Volvamos a los hechos.

-¿Vos me estás jodiendo?
-No te ofendas. Simplemente te digo que no me gusta.

Sí, simplemente.