lunes, 12 de marzo de 2007

Sonia 04: Bebés

Viernes.

Sonia 04 está muy cansada para ir a tango. Viene a casa. Vemos un capítulo de "Hermanos y detectives" que me bajé con el Emule, cenamos pizza. Sonia 04 tiene mucho sueño. Intento algo de sexo, en vano.

En la cama, en la penumbra, antes de dormirnos, el diálogo rumbea para las infancias. Yo evito la mía, ya dije que no es un tema que me apasione. Sonia 04 pregunta cómo era yo de recién nacido:
-Chiquito -digo, y ella se ríe; me gusta cuando se ríe así, en la cama, a mi lado, los dos cubiertos por las frazadas y el caloventor encendido-. No sé, dicen que lindo. Dicen que mi abuela, la mamá de mi viejo, que murió hace mucho, se quedó parada como tres horas delante del ventanal ese donde estaban los bebés. La nonna tenía problemas de reuma en las piernas, pero aún así se la bancó. Mi otra abuela, la que vive, la que me crió junto a mi vieja y mi abuelo, se le acercó y le preguntó por qué se quedaba tanto tiempo ahí. En cocoliche, la nonna le dijo é bianco. Claro, la familia de mi viejo era oriunda de Sicilia, todos más bien morochones, y la de mi vieja de Nápoles, más blancos. Para mi abuela, la claridad en la piel era un sinónimo de ascenso social.
-Eras lindo -dice Sonia 04.
-Parece.
-Yo no.
-¿Cómo que no?
-Mi mamá siempre me cuenta que de bebé era horrible, toda con los pelos parados. Dice que era tan fea que, cuando me llevó al almacén, la almacenera, en vez de decir qué linda dijo qué chiquita.
En la penumbra, veo su rostro atravesado por la tristeza. Sé que, de acuerdo al canon actual, Sonia 04 es fea. Fiera, más bien. Sin embargo, me gusta.
-Para mí que vos siempre fuiste tan hermosa como ahora -digo.
-Mentiroso -dice ella.
Y nos dormimos abrazados.