Martes. Mañana salgo hacia San Juan. En el trabajo, los preparativos típicos, algún pedido de un compañero (no te olvides de traer colaciones), poco más. El avión sale a las 6 de la mañana, así que tengo que estar en el aeropuerto a eso de las 5, o sea que me tengo que despertar tipo 4... Cuando llego a casa ya estoy cansado de sólo pensar en lo que será el día de mañana. Armo el bolso a medias, me tiro a dormir un poco, y a eso de las nueve suena el teléfono. Sonia 04.
-¿Y? ¿Armando el viaje?
-Sí, estaba en eso.
-Había pensado en pasar por tu casa y tomarnos un café, si querés. En una hora puedo estar por allá. Aún estoy en Lanús.
(aclaro: Sonia 04 tiene un consultorio en Caballito -donde también vive- y otro en Lanús, de donde es oriunda).
Digo que sí en forma automática. Sí, claro, digo. Me olvido del cansancio de mañana, de que me tengo que levantar a las 4, de que el bolso está a medio armar. Una hora y pico más tarde, el timbre. Bajo.
Vamos a tomar un café a un Mc Donald´s cercano, en Córdoba y Medrano. Por algún motivo, hoy la conversación entra en temas más íntimos. Sonia 04 me pregunta por mi infancia, que en mi caso particular es un tema espinoso.
-Mis viejos se separaron cuando yo tenía tres meses. Él se borró, y ella se volvió a casar a los tres años. Mi padre putativo (nunca tan bien utilizado ese término) no era buen tipo. Psicoanalista, como mi vieja, pero se acostaba con sus pacientes. La verdad, no fue una infancia muy feliz.
En algún momento, mis ojos se empañan. Hay cosas que no me gusta recordar.
-¿Y tu mamá por qué no se separó? -pregunta.
Pregunta que me hice durante mucho tiempo, que me llevó varios meses de terapia contestar.
-No pudo -digo-. Igual, como en casa la pasaba como el culo, iba mucho de mis abuelos maternos. Él murió, y fue la persona más maravillosa que conocí.
Mis ojos desbordan. Sonia 04 me toma de la mano.
-Gracias a Dios estuvo ese abuelo -dice.
-Bueno, también estaba mi vieja, y mi abuela...
-Gracias a Dios estuvo ese abuelo -repite.
Por algún motivo, hoy entramos en contacto emocional. Al despedirnos en la puerta de mi casa (hoy se niega a que la acompañe y me vuelva en taxi, dado que debo madrugar), además de besarnos nos abrazamos.
miércoles, 28 de febrero de 2007
Sonia 04: Sorpresa
Etiquetas: Sonia 04