Contra lo que se podía suponer, la cuarta cita está bastante bien. Sonia 04 me pasa a buscar en coche, es domingo por la tarde, pregunta dónde podemos ir y la verdad que no tengo la menor idea, ella propone un lugar "con mucho verde" y entonces enfila hacia el parque de los niños, o algo así, que está en Vicente López.
Durante el viaje, Sonia 04 me dice que nos tomemos las cosas con calma, que recién nos estamos conociendo. Yo asiento, me hago el superado. Me pregunta si este miércoles la invito a cenar en casa, y le digo que no puedo. No es venganza, es cierto: viajo por razones de trabajo (el de la administración pública) a San Juan. Lo que sí es venganza es lo que digo a continuación:
-Es un viaje corto, por suerte.
-¿Cuánto?
-Quince días.
Ella desvía la vista del tráfico, sus ojos se abren como platos.
-¿¿Quince días??
-Sí -continúo la mentira-. Y tengo que viajar seguido. Tenés razón, mejor tomémonos las cosas con calma.
Ella asiente, con resignación, y vuelve a fijar la vista en el parabrisas. A los pocos segundos, le palmeo la pierna y digo:
-Era joda, nena. Vuelvo el viernes. ¿No era que querías ir despacio?
Saboreo la victoria. Me cuesta más saborear el parque de los niños, que está mugriento, repleto de gente. Nos sentamos a leer, pero leemos poco. Besos, caricias. En un momento surge el tema de las relaciones anteriores.
-A mí me encanta llevarme bien con mis ex -dice.
-Para mí, una ex es el diablo encarnado -digo.
Más besos, caricias.
Retomamos la charla, no sé cómo surge el tema de la infidelidad. Le cuento que siempre fui fiel, más allá de que luego de que las relaciones terminasen me arrepintiera de lo que hubiese dejado pasar. Ella dice.
-Yo fui infiel con un novio.
Lo sé: luz amarilla, probablemente. Pero mi cerebro me dice que ese novio seguro era un idiota, que debe haber sido un desliz, que resulta intrascendente, que fue con el otro novio que seguro la maltrataba y por eso ella debió recurrir a la infidelidad. La única forma de salir de ese tema es con besos y caricias. En un momento, ella está sobre mí, ambos sobre el pasto.
-¿Hoy también me vas a decir que no? -digo.
Sonríe. Se levanta, saca pasto pegado a su ropa. Me hace una seña. Me levanto. Vamos en coche a casa. Y yo, sin saber que ya se sembraron varias semillas que explotarán con el correr de los meses, me siento bien.
miércoles, 28 de febrero de 2007
Sonia 04: La cuarta cita
Etiquetas: Sonia 04