Tal como dije en el post anterior, la idea del duelo surgió de una noche de descontrol. Era el cumpleaños de
Con el correr de los días, el Libanés adujo inestabilidad emocional para enfrentar desafío semejante. Intenté disuadirlo, explicarle que el duelo era sólo una excusa para una reunión entre amigos, pero fue en vano. Sólo cedió cuando le dije que no sería duelo sino menú compartido. La fecha acordada, entonces, es hoy.
Mi aporte: croquetas de queso para la entrada y tiramisú para el postre. Voy a Coto, cargo el carrito. Queda poco Bayleys, recuerdo, y compro Tía María Cream: lo mismo, pero más berreta y barato. El borracho solitario es una idea que me seduce, en cierto modo. El chef talentoso, también.