martes, 12 de septiembre de 2006

El duelo culinario: historia y preparativos

Tal como dije en el post anterior, la idea del duelo surgió de una noche de descontrol. Era el cumpleaños de la Mujer Perfecta (ya hablaré de ella más adelante), los tragos no eran abundantes pero antes de asistir habíamos fumado en casa con el Libanés, la Trotamundos y el Tarta. El resto, fue más o menos como se lo comenté a Sonia 03: alguien habló, otro habló de más, otro aprovechó, y de repente estábamos diseñando el menú –entrada, plato principal y postre- con el que el Libanés y yo nos batiríamos a duelo. El lugar, la casa de El Ganador –que, pese al apodo, es un gran tipo-.

Con el correr de los días, el Libanés adujo inestabilidad emocional para enfrentar desafío semejante. Intenté disuadirlo, explicarle que el duelo era sólo una excusa para una reunión entre amigos, pero fue en vano. Sólo cedió cuando le dije que no sería duelo sino menú compartido. La fecha acordada, entonces, es hoy.

Mi aporte: croquetas de queso para la entrada y tiramisú para el postre. Voy a Coto, cargo el carrito. Queda poco Bayleys, recuerdo, y compro Tía María Cream: lo mismo, pero más berreta y barato. El borracho solitario es una idea que me seduce, en cierto modo. El chef talentoso, también.