Al regresar a casa, me fijo desesperado si está el mail de Sonia 01 con su fotografía. Nada. En cambio, al activar el Google Talk, Sonia 02 me descubre en actividad, y se abre su ventana de chat.
Me saluda, y enseguida agradece la carta astral que le envié. Re-buena, dice, le pegó en todo. Yo me hago el simpático -más que eso no puedo, mi cabeza está en Sonia 01-, le digo entonces que el café que me debe entonces sigue en pie, ella se ríe (escribe jajajaja, por lo menos), dice un par de cosas más, que está en el trabajo, que la llaman, y antes de cortar suelta:
-Sí, quizás este fin de semana podríamos.
De seguir este ritmo con los mails, es probable que este fin de semana me encuentre con Sonia 01. Clelia, al tirarme las cartas, anunció que había problema de polleras en ciernes. Le dije que yo nunca había estado con más de una mujer a la vez -sí en un menage a trois, pero ahí no estaba engañando a nadie-, que no sirvo para eso, que siento culpa, que mi imperativo categórico es demasiado fuerte (bueno, esto no se lo dije, Clelia no sé si entiende de Kant), y ella sólo golpeó con un dedo las cartas desplegadas sobre la mesa:
-Sin embargo, acá dice que eso va a suceder. Y sucederá.
-Bueno -le digo a Sonia 02 por el chat-, quedamos para este fin de semana.