Meditación en subte y colectivo (quizás, de seguir así, esté en condiciones de empezar un taller de yoga en medios públicos de transporte), y apenas llego a la oficina aprovecho para escribir con tranquilidad:
a ver, trato de disipar tus dudas relacionadas con mis ocupaciones. Lo que hago es: a) análisis estadístico en una dependencia oficial; b) críticas de libros y, ahora, notas para un diario; c) clases de taller literario; d) escribo al menos dos horas por día. Lo que sí, esa sumatoria de actividades no implican que gane dinero por todas ellas, lamentablemente... (bueno, eso tenía que aclararlo: no deseo que suponga que por ser escritor nado en un océano de billetes… en especial, porque si supone eso en un país como el nuestro estaría indicando que está loca) Podés mantenerte de pie, entonces, que no tengo más sorpresas para este boletín... creo. El dilema original no era racionalidad vs intuición sino, más simplemente, racionalidad versus irracionalidad. Desde el iluminismo en adelante, tendemos a ser muy racionales. (en algún momento que me resulta imposible determinar, los mails con Sonia 01 se han transformado en una especie de apostilla a un mal suplemento cultural de diario) Asignamos lógica para comprender, y quizás, pienso de un tiempo a esta parte, no sea la lógica racional la que explica. Lo emocional, podría ser. No sé si los astros y esas cosas -aunque al ver mi carta natal casi me caigo de culo (me pirateé un programita que las saca 10 puntos, si querés te hago una (y de paso me fijo si somos compatibles…)-, pero hay algo más que le otorga sentido a lo que hacemos. Digo, si la mayor parte del tiempo nos desenvolvemos sin saber lo que buscamos, ¿cómo puede haber lógica atrás de eso?(más importante aún: ¿cómo puede haber lógica en este mail que estoy escribiendo, que es sólo una excusa para lo que diré en