jueves, 31 de agosto de 2006

Mis compañeros de oficina

Mis compañeros de oficina son cinco.

1) El Flaco: técnico en alimentos, pasó los treinta. Lo dejó la novia con la que pensaba casarse. Cada tanto bromea con que la única persona que lo llama por teléfono es la grabación de Piñón Fijo para solicitarle donaciones para el día del niño. Nadie sabe cuán bien le cae su propia broma.

2) El Chapa, o Chapi: ingeniero agrónomo, pasó los cuarenta hace bastante. Está loco, y además es actor (aunque no necesariamente en ese orden). Su vida amorosa es, para mí, un misterio, aunque cada tanto, al entrar en la oficina (en los extraños momentos en que entra en la oficina) dice son todas putas.

3) El Tanguero: economista agrario, edad indefinida. Si pasó los cuarenta, se mantiene muy bien. Si no, bueno, siga participando. Tipo terminante. Por algún motivo, con el único que se lleva bien es conmigo. Al resto, cada tanto le pide silencio.

4) El Chancho: antes el Chancho era yo (bautizado por él), pero cuando bajé de peso le heredé el apodo. Anda por los cuarenta. Casado, dos hijas. Su mujer llegó a directora, y él se mantiene en nuestro escalafón. Dado que ella está mucho más ocupada que él, el Chancho es quien cuida a las dos nenas. Y se lo ve feliz. O al menos eso intenta aparentar.

5) El Nono: trabaja medio día, por la tarde. Mezcla extraña de conservador y progresista, a veces se escandaliza cuando digo malas palabras (pero vos sos escritor, me dice), otras disfruta fotos porno que le mandan por mail. Ya superó los sesenta.

Cuando corto el chat con Sonia 02, el Nono aún no llegó. Alzo la cabeza y digo:
-Este fin de semana salgo con dos minas distintas.

Me miran. Por lo general, no entienden cuando hablo en broma. Esta vez, parecen no entender que lo digo en serio.