miércoles, 27 de junio de 2007

Sonia 00: Reconciliación

Lunes.

Todos me dijeron que no le hable, que ya va a venir al pie.
Cuando la puerta se abre, Sonia 00 se asoma y me pregunta si bajo con ella al jardín, me digo que a veces los consejos pueden ser certeros.
Mientras bajamos por la escalera, pienso que, al llegar abajo, al sentarnos en el macetero, Sonia 00 me dirá que se arrepiente de haberme dicho que no a nuestra salida al cine. Dirá, pienso, imagino, escalón a escalón, que se dio cuenta, al no hablarnos (casi) durante una semana, de que me extrañó. Que me convertí en alguien importante en su vida, dirá. Podrá decir, también, que me quiere besar, que si por ella fuera me besaría acá mismo, en el jardín, mientras el resto de los mediocres nos observan, transformarnos en un oasis de amor en medio de tanto tedio. Me dirá que imaginó mi cuerpo desnudo y que me desea. Me dirá que quiere que recuperemos la semana perdida, desde hoy mismo.
Llegamos a la planta baja. Caminamos por el pasillo en silencio. Salimos al jardín. En silencio, vamos hasta el macetero. Ella se enciende un cigarrillo. Contiene el aire. Suelta el humo.
Luego dice:
-Esta semana estuve pensando.
Yo, mudo.
Luego Sonia 00 dice/pregunta:
-¿Amigos?
Yo la miro. Su boca de petera me resulta una atracción incontenible. Estoy en el trabajo, me recuerdo.
-Amigos -digo.
Y, mientras lo digo, pienso que quizás los consejos de quienes nos quieren no siempre sean adecuados.